Secciones
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
A todos nos pasa. O a casi todos. Que nos tocan las palmas y... El caso es que cuando llegan las fiestas a algunos se les va la pinza. Y mucho.
Ahí tienen al alcalde de Vita, un pueblo que no llega a los ochenta habitantes situado en plena Moraña, a escasos tres cuartos de hora en coche de Salamanca. El muy impresentable se subió al escenario el pasado 25 de agosto en plenas fiestas y, tras acusar a los presentes de «sosos», comenzó a entonar una canción repugnante. «Me encontré una niña sola en el bosque, la cogí de la manita y me la llevé a mi camita. La subí la faldita y le bajé la braguita...» (Sic). Un tipo así no tiene remedio. El drama es que, en pleno siglo XXI, haya todavía gente que coree el estribillo de una copla que atenta contra la dignidad de las mujeres y los menores como así ocurrió. El Partido Popular abulense lo ha echado del grupo municipal -ya que no estaba afiliado a la formación política conservadora- y el tipo ha recibido críticas de todos los colores.
Este verano, el alcalde y un concejal del pueblo valenciano de Beniflá se vieron involucrados en una pelea a puñetazos con menores durante la celebración de la discomóvil. Las versiones de quién empezó la disputa y el motivo de la riña son dispares. Como ocurre siempre. Sin embargo, no parece de recibo que dos políticos diriman así las diferencias con unos chavales, por muy agresivos que fueran.
Hay veces en las que la burrada viene incluso impresa en el programa. Tal es el caso de Granollers, que ha celebrado sus fiestas esta semana pasada. Entre baile y concierto, aparece bien clarito que el martes a las siete y media de la tarde se iba a celebrar un acto denominado «Pràcticum: Tècniques Aplicades de Guerrilla Urbana. Introducció a les principal eines tècnico-tàctiques per a una estratègia subversiva». Hasta yo, que no hablo catalán ni en la intimidad, he podido traducir de qué iba este sarao, que tenía de todo menos de paz y amor. Y así se puede ver en un vídeo cómo los menores que participaron en tan edificante evento lanzan simulacros de cócteles molotov de fabricación casera contra un muñeco que hacía las veces de agente policial. Y para soltar tensiones, también se les ve empujando contenedores, como quien empuja el carrito de la compra con una piña dada la vuelta. Los organizadores de tan original acto lúdico han pedido disculpas porque, según ellos, no querían «incitar a la violencia». Se ha interpretado mal. El ayuntamiento de este municipio del Vallés Oriental asegura que desconocía el contenido. Vamos, que el programa de fiestas era tan amplio que lo han publicado sin leérselo. Aunque me temo que sus reacciones se deben a que los Mossos d'Esquadra están investigando los hechos como un posible delito de odio.
De los homenajes a etarras y actos de apoyo a ETA durante las fiestas estivales en el País Vasco y en Navarra mejor no hablar. Llevan organizándolos toda la vida con impunidad. Este año, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo ha detectado hasta 71 actividades de exaltación de la banda, de las cuales las instituciones públicas han jugado un «papel activo» en un tercio de ellas.
Ahora que ya se están colocando las casetas de la Feria de Día, que comienza a sonar el característico sonido de arranque de los coches chocones, que ya se han producido las primeras colas para adquirir las entradas para ver a Roca Rey y a Morante en La Glorieta, que ya soñamos con ver a nuestro artista favorito en la Plaza, olvidemos nuestras diferencias y tengamos la fiesta en paz. Como decía José Ángel Ruiz Barbosa, «a mí me da igual que la gente no piense como yo. A estas alturas, con que piense, me conformo».
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.