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En ocasiones las campañas de publicidad las carga el diablo. Andaba yo este fin de semana escuchando mi «descubrimiento semanal» de Spotify -hay que ver cómo el algoritmo de estos tíos entiende perfectamente mis gustos musicales-, cuando me saltó el inevitable anuncio de los que pagamos la versión Premium. No era nuevo. De hecho, la campaña debió comenzar antes del verano. En el spot, una sugerente voz preguntaba: «¿Te imaginas un día sin aeropuertos?» Y terminaba explicando que Aena, la empresa pública que gestiona los aeródromos de interés general en España, te explica en un bonito cortometraje cómo sería la vida sin las terminales aéreas que conocemos. Me he preocupado por ver la peliculilla y en un tono casi apocalíptico, no exento de humor, intenta reivindicar el papel de la compañía en el tejido social, económico y cultural. Desde luego, la idea de la que parte - «no hay nada como desaparecer para ser visto»- está muy lograda.
Pues bien, como si de una premonición se tratara, hace unos días Yolanda Díaz exponía una de las medidas estrella que pretende poner en marcha el pacto de Gobierno con Pedro Sánchez dado a conocer entre arrumacos. El presidente en funciones y su «vice» quieren reducir los vuelos domésticos en rutas que tengan una alternativa ferroviaria que no supere las dos horas y media. Vamos, que adiós al puente aéreo entre Madrid y Barcelona y las comunicaciones en avión entre la capital de España y Valencia, Málaga, Alicante o Sevilla, por ejemplo.
Esa apuesta por el ferrocarril como el sistema de «transporte del siglo XXI» (Yolanda dixit) contrasta con la situación que vive Salamanca gracias a la infame política del gobierno. Hoy, el periódico señala que ya no hay plazas en ninguno de los Alvia que unirán Salamanca y Madrid durante todos los fines de semana hasta finales de año. Y que los abonos gratuitos para viajar en tren se han duplicado en la provincia en apenas un mes. No sé qué más datos quiere el Ministerio de Transportes para recuperar la manida cuarta frecuencia, salvo que desee continuar ninguneando a una provincia que le ha dado la espalda electoralmente y que, a este paso, no cambiará en los próximos años.
«Nadie te da más», exclamaba la última campaña publicitaria de Renfe, en la que alardeaba de más trenes y más destinos. Será en lugares afines al PSOE, porque por estos lares no vemos ni más locomotoras ni mucho interés por reabrir la Ruta de la Plata como desea Europa.
Este sábado, la mayor parte de las ciudades por donde pasaba la antigua línea férrea que vertebraba el Oeste español acogerán concentraciones para reclamar que el tren vuelva a circular por ese trazado.
Sin duda, la recuperación de este tren serviría para conectar buena parte de esa España que denominamos últimamente vaciada.
Una España que ahora tiene que aguantar la última de Correos. En una decisión unilateral y sin previo aviso, la compañía se ha cargado de un plumazo el servicio nocturno, de tal forma que los pueblos no pueden recibir el periódico a primera hora de la mañana. La empresa pública atropella, de esta manera, el derecho a recibir información que tiene cualquier vecino. Y luego se les llena la boca con anuncios en los que se jacta de ser la «defensora» de los pueblos. «Vive donde quieras», «yo me quedo», han sido sus mensajes para promocionarse como catalizadora de la vida rural. ¿Se puede vivir más en la hipocresía que estas tres compañías?
¿Te imaginas un día sin Aena? ¿Te imaginas un día sin Renfe? ¿Te imaginas un día sin Correos? ¿Te imaginas un día sin Pedro Sánchez?
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