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Hablemos de amor

La literatura reinventa la realidad y la vuelve fantasía... los escritores somos ladrones de conversaciones ajenas

Martes, 11 de julio 2023, 05:30

Llegar a la Semana Negra de Gijón siempre me supone una aventura (por cierto, su director y querido amigo nació en Salamanca y Salamanca es el escenario de la novela de Bernard Minier uno de los autores internacionales invitados).

Es algo así como el regalo de julio donde los libros al son del recuerdo de la música de Taibo, al que este año se homenajea, «se ponen a bailar» en una feria donde cabe todo: puestos de comida, ropa, bisutería, libros y carpas donde se desarrollan charlas literarias.

Mucho muerto entre líneas, porque en la novela negra se mata mucho pero, este año, también hay mucho amor. Amor materno filial perdido y encontrado en «El tiempo de las moscas» de Claudia Piñeyro, amor que busca mantener la pasión en el «Nosotros» (con título de bolero) de Manuel Vilas; amor que aboca a la creación en mi «Lo que la primavera hace con los cerezos». Claudia, citando a Monterroso, dijo que en la vida solo importan tres cosas «el amor, la muerte y las moscas»; Vilas las redujo a dos «el amor y la muerte»; y yo me quedé solo con el amor porque, como expliqué ante el entusiasmo emocionante de una audiencia entregada «la muerte nos inquieta porque tememos a lo desconocido, pero más aún porque nos separa de nuestros seres queridos».

El amor fue el hilo conductor que nos unió a los tres y también a Mercedes Rosende que nos regaló su genial «La mujer equivocada» con ese otro lado del amor que es el desamor de una mujer hacia sí misma y también a Luis Artigue, que ama tanto a la Semana Negra que es el que más presentaciones hace en cada edición. Y así, después de la jornada nos fuimos a cenar y a hablar de amor… Pero como el sentimiento abarca a la cabeza (ya dice Voltaire que el amor ataca de una vez a cabeza, corazón y cuerpo) al final hablamos también de salud mental, de psicoanálisis, de depresión y medicación, es decir, de drogas, que es lo que, en definitiva, son los medicamentos.

Y Vilas, que anda escribiendo algo donde está Burroughs (uno de los padres de la generación Beat), así que no pueden faltar las drogas, acabó descubriéndonos el Tramadol, con ese humor suyo que combate la realidad y la vuelve ficción y que convirtió al potente analgésico indicado para dolores agudos en el paradigma del bienestar feliz. Contribuimos a su delirio y a su novela entre risas, porque la literatura reinventa la realidad y la vuelve fantasía y porque los escritores somos ladrones de conversaciones ajenas, y al final volvimos al amor, que nunca se había ido, que siempre está presente en todas las cosas y que es diferente para cada cual y en cada relación. «Hay tantas formas de amar como de mirar», escribo en «Lo que la primavera hace con los cerezos», mi libro con título de Neruda (el ultimo verso del Poema 14 de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada, donde se alude al mejor amor, al que hace florecer, al que saca lo mejor del ser amado…) En la Semana Negra de Gijón también se ama y se habla de amor.. Pero no siempre de buen amor… ¡Es tan difícil amar bien!

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