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El amo y su lacayo

Sería paradójico que si el lío de los mensajes entre Pedro y Ábalos acabara en las urnas el gran beneficiado fuera Mañueco

Viernes, 16 de mayo 2025, 06:00

Aún recuerdo cuando los socialistas de Castilla y León se desmarcaban de los contactos con los procuradores de Ciudadanos para conseguir que saliera adelante la moción de censura contra Mañueco en 2021. A Tudanca y a su prole se les notaba en la cara el cinismo de quien buscaba tránsfugas hasta debajo de las piedras para echar a Mañueco del sitio en el que le había puesto legítimamente el Parlamento. Ahora, gracias a la publicación en El Mundo de los mensajes entre Ábalos y Sánchez, tenemos la certeza de que los movimientos rastreros ordenados por Ferraz se habían producido. El PSOE se estaba trabajando a procuradores de Ciudadanos. Y tanto, José Luis, y tanto. Fueron días de mucha tensión. Al PP le salían las cuentas, pero no quería cantar victoria por si acaso los socialistas doblaban la banca. A los socialistas no les daban los números pero confiaban en su capacidad de persuasión hasta el momento del clímax, y Ciudadanos, en plena decadencia, se debatía entre el honor y el dinero. Finalmente aquel juicio sumarísimo a Mañueco acabó en absolución. Ahí el líder regional del PP empezó a ganar las elecciones adelantadas de 2022 y las que se van a celebrar en 2026. Un error de bulto del PSOE que condenó al ostracismo a Luis Tudanca y que dejó a Igea en el Grupo Mixto tirándose de los pelos acordándose de cuánto hubiera ganado si en lugar de hacer caso a Albert Rivera hubiera obedecido a su conciencia.

Todas aquellas sospechas que muchos políticos y periodistas tenían han quedado disipadas de un plumazo con los wasaps que acaban de ser filtrados. Los mensajistos nos muestran a dos pájaros de cuidado, y lo que es más grave, desnudan la estrecha relación de un presidente del Gobierno que su mano derecha. La de un amo y su más fiel lacayo.

A Pedro Sánchez se le acumulan los problemas, pero habrá que ver si no sale indemne una vez más a pesar de estar verdaderamente acorralado. Es vergonzoso que los mensajes entre dos personas acaben en la portada de un periódico, pero a veces se nos olvida que cuando uno es presidente del Gobierno no tiene que escribir semejantes barbaridades ni siquiera a su más cercano colaborador. Sánchez, que seguramente sea uno de los políticos con más olfato que ha conocido la democracia española, peca de pardillo porque sabía de sobra la catadura moral de Ábalos. De hecho, fueron muchas horas de coche con el político valenciano y con Santos Cerdán como para pensar que la compañía era de las Hermanitas de la Caridad.

Dicen que hay muchos más mensajes comprometedores para Sánchez y que las publicaciones fuertes que pueden hacer detonar el Congreso de los Diputados —en sentido metafórico, por supuesto— aún están en el cajón del periodista esperando a ver si el presidente del Gobierno mueve los hilos que minimicen el impacto de la caída a los infiernos de Ábalos.

Si los wasaps siguen saliendo y hacen irrespirable el clima entre los socios que sostienen el Gobierno puede darse la paradoja de que el gran beneficiado sea Alfonso Fernández Mañueco. Si Pedro Sánchez aprieta el botón del pánico que nos lleva a las urnas, el presidente de la Junta aprovechará el momento y hará lo propio. De esta manera, haciendo de las elecciones autonómicas un plebiscito real al presidente del Gobierno, Mañueco se hace fuerte. No es lo mismo llamar a los ciudadanos a elegir al presidente de Castilla y León, que pedirles que acudan a los colegios electorales para echar a Sánchez de la Moncloa, y de paso buscar candidato para la Comunidad autónoma. Alfonso Fernández Mañueco siempre ha tenido flor y quién sabe si el que maniobró para cargárselo termina dándole cuatro años más de Gobierno.

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