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Desde hace meses es la frase más repetida en los corrillos de media España. También en los bares. ¡Qué costumbre tan española reunirse en la barra y con el periódico en la mano, entablar una conversación que pueda dar lugar a la discrepancia y al debate! Ahí es donde empiezan a arreglarse cada día los problemas y es ahí donde no cejan de hacerse quinielas sobre el tiempo que le quedará a este presidente en La Moncloa.
¿Quién tiene que caer? Pedro Sánchez. El desvelo de la mayoría de españoles es si la corrupción de rodea al presidente del Gobierno lo hará caer en algún momento. No parece que hasta ahora le haya afectado mucho la sumisión vergonzosa a los independentistas y a los etarras o el trato económico favorable a los catalanes en detrimento del resto de los españoles. No nos engañemos, si Cataluña multiplica los ingresos del Estado, el resto de las comunidades autónomas se repartirán las migajas que queden.
Estos temas son menores en comparación con la porquería putrefacta que tiene encima y que acabará por enterrarlo. ¿Quién le iba a decir a Sánchez en 2018, cuando se presentó como el paladín de la limpieza y la pulcritud, que iba a apestar del hedor de todo lo que le rodea? Hoy es el presidente con más casos de corrupción a su alrededor en menos tiempo. En poco más de seis años desde que llegó al Gobierno con una moción de censura respalda por los traidores del PNV, que se vendieron al mejor postor, es decir Sánchez, se han batido récord de causas en los juzgados que afectan a las personas más próximas.
El que llamó «indecente» y «mentiroso» a Rajoy en el famoso debate electoral en 2015 a cuenta de los casos de corrupción del PP, hoy se ha convertido en el maestro de los farsantes, en el rey del embuste, en un tramposo sin tapujos y en un prestidigitador del tocomocho. La indecencia es su catecismo político desde que volvió a pisar Ferraz con las urnas escondidas con el fin de hacer trampas en su propio partido. Es el único presidente, hasta ahora, que tiene imputados a los tres pilares de su vida: su mujer, su hermano y el que fuera sus manos derecha e izquierda y el que consiguió devolverle la secretaría general del PSOE después de que los «barones» socialistas lo tuvieran que echar a patadas.
Su hermano, que está en nómina en la Diputación de Badajoz aunque vive en Portugal presuntamente para escaquearse de pagar a la Hacienda española impuestos, está acusado de malversación, prevaricación y tráfico de influencias. Su mujer, Begoña, está siendo investigada, de momento, por los delitos de tráfico de influencias y corrupción y su mentor y hacedor José Luis Ábalos está a un paso de la imputación.
De momento, uno de los hombres con los que trapicheaba la trama corrupta del PSOE ha asegurado que, además del enriquecimiento propio, llevó a la calle Ferraz, sede nacional del PSOE, 90 millones de pesetas. «La Jessi» es solo un personaje grotesco de la España del «sanchismo» y las maletas de oro de la venezolana Delcy los signos de prosperidad de un régimen que bebe de los oficios de las dictaduras corruptas como la de Venezuela, donde los «Koldos» son los hombres que también prosperan al amparo y al mismo tiempo que los que mandan.
Se hacen apuestas de cuándo caerá Sánchez y, paradojas de la vida, caerá seguramente víctima de sus propias mentiras y de la corrupción que achacaba al resto y que dijo que venía a combatir. El presidente ha demostrado que es un hombre sin principios.
¿Cuándo caerá? Cuando a socialistas como el secretario provincial de Salamanca, David Serrada, por ejemplo, se les pase la anestesia del sanchismo. El que se ha despertado de golpe de la modorra sanchista ha sido el líder del PSOE de Castilla y León, Luis Tudanca. En cuanto se ha visto amenazado.
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