Mateo 7,6
Vivimos un mundo en el que la mentira gana terreno y la verdad se diluye en medio de las fake news.
Independientemente de creencias, ateísmos, agnosticismos y toda variable teológica posible, la cita que da título a esta opinión es para todos entendible, salvo para los que no se quieran dar por aludidos, que suelen ser los que niegan la evidencia por la parte que les toca. Dice la cita Evangélica: «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen». No quiero yo faltar al respeto ni insultar a nadie, nada más lejos de mi intención, ahora bien, preguntémonos ¿qué es para nosotros lo sagrado y qué consideramos nuestras perlas? Quizá nuestros valores, nuestros principios, nuestros sentimientos, nuestros seres queridos, familiares y amigos. No quiero convertir esta columna en una homilía, pero sí en una reflexión que nos interpele y cuestione nuestra conducta respecto del momento que nos toca vivir o quizá sobrevivir. Sin querer ser un profeta de calamidades, como diría Juan XXIII, de esos que, con sus profecías, «nos paralizan y desaniman», me gustaría que tomásemos conciencia de la realidad en la que vivimos y a veces, más para unos que para otros, sobrevivimos. Vivimos un mundo en el que la mentira gana terreno y la verdad se diluye en medio de las fake news y los fake media. Salvo honrosas excepciones, que «haberlas hailas» como las meigas en Galicia, cada vez se encuentra uno en los medios con más medias verdades y verdades a medias. La misma noticia puede ser interpretada de una manera o de la contraria dependiendo dónde la leas, la veas o la oigas. Nada diré de las redes sociales dónde, como diría aquel anciano hermano marista en Tui: «cada día que amanece el número de tontos crece». Por supuesto, en tiempos de campaña electoral, en medio de la movida política son muchos los que se vienen arriba y dan clara muestra de la importancia de generar confusión, falsas esperanzas y expectativas increíbles para un futuro incierto e impredecible, salvo para ellos. Llegados a este punto quizá tengamos que volver a la cita Evangélica y preguntarnos quiénes son los perros y los puercos, tal vez así nos resulte más fácil saber qué hacer con lo sagrado y valioso de nuestra vida. Cuidado no nos convirtamos nosotros mismos en perros y puercos, no sea que malgastemos en viento y en nada nuestras ilusiones y esperanzas, así como todas nuestras fuerzas que diría el profeta Isaías. En fin, hay un dicho que dice: «Ayer es historia, mañana es un misterio, pero el hoy es un regalo. Por eso se llama presente». Tal vez sea hora de acoger ese presente y disfrutarlo, de cuidarlo y compartirlo, antes de que mañana, tú y yo, pasemos a ser historia y seamos olvidados como parte del ayer. Felices votaciones y próspero gobierno para todos. Perdón, en qué estaré pensando, quería decir felices vacaciones y buen verano para todos. Especialmente para los que puedan disfrutar de sus pateras en el Mediterráneo y de unos días de paz en Ucrania, en Siria y en muchos otros lugares paradisíacos.