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Todos los días son días para celebrar algo, el día mundial de la humanidad, el 19 de agosto, planteado para recordar a los millones de civiles que viven en zona de conflicto armado. El día internacional de la fraternidad humana que se celebra el 4 de febrero. En esa fecha del 2019, el papa Francisco se reunió con el Gran Imán Ahmad al-Tayyib en Abu Dabi y firmaron el documento «la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común». Por supuesto, no podemos olvidarnos del Día de los Derechos Humanos que se celebra cada 10 de diciembre desde 1948. El próximo día 25 de julio, día de Santiago Apóstol, celebramos el día de la prevención de los ahogamientos. Así podríamos enumerar cada día del año y su correspondiente celebración. No he logrado encontrar el día de la idiotez ni el de los «pringaos», no se detalla con claridad fecha alguna, pero va siendo hora, por múltiples razones, que pensemos en un día concreto para celebrarlo a lo grande. Ahora bien, el título de esta columna hace alusión a un día especial para España, el «Día de la Hispanidad o Día de la Raza», que ahora se denomina también «Día de la Fiesta Nacional de España». A pesar del rechazo y la falta de visión que muchas veces nos caracteriza, estamos llamados a acoger de forma adecuada y de la mejor manera posible, a quienes llegan por estas latitudes en busca de vida. Más allá del dichoso «sistema», ente desconocido que genera protocolos inadecuados que lejos de solucionar algo lo complican mucho más de lo imaginable, hemos de poner cabeza y corazón. No podemos permitirnos el lujo de soltar todo tipo de improperios hacia esas personas que han nacido dónde les ha tocado, no han podido elegir, y no precisamente en el mejor lugar del planeta, viéndose obligadas a poner tierra o agua por medio con la esperanza de un entorno mejor. Cada uno es muy libre de expresarse pero desde el respeto y, a veces primero, es bueno pensar y luego expresar. Caemos con facilidad en lo despectivo sin pararnos a valorar con un poco más de perspectiva lo que acontece. Con qué facilidad descalificamos a todas esas personas que llegan de otros lugares, ahora bien, ¿nos fijamos en quién cuida de nuestros mayores? ¿Quién acompaña a los niños a la guardería o al colegio? ¿Quienes desempeñan cierto tipo de trabajos? Por no hablar de quienes marcan goles en la liga española y nos hacen saltar de alegría. Un poquito de humanidad y solidaridad práctica y no teórica. Conozco a alguien a quien le cobraron 3.000 euros por llegar a España, lo tuvieron trabajando seis meses sin pagarle y luego lo denunciaron por no tener papeles. Un negocio redondo. «Las razas no existen, ni biológicamente ni científicamente. Los hombres por su origen común, pertenecen al mismo repertorio genético. Las variaciones que podemos constatar no son el resultado de genes diferentes. Si de 'razas' se tratara, hay una sola 'raza': la humana», dice J.M Gonzáles. ¿Con nuestra manera de ser y actuar nos podemos incluir?.
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