Orgullosos del Gobierno

No puedo dejar de estar de acuerdo con la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, cuando asegura, sobre el apagón del pasado lunes, que lo sucedido debe ser motivo de «orgullo de país», porque «el sistema funcionó» y el comportamiento de los ciudadanos y del Gobierno fue ejemplar.

Sin duda, debemos sentirnos muy orgullosos de haber hecho el ridículo como país pretendidamente moderno. Somos el hazmerreír del mundo, y debería llenarnos de satisfacción el poder contribuir a la salud de los habitantes del planeta. Porque la risa es salud, señores.

Podemos sacar pecho porque tenemos un Gobierno valiente, casi temerario, que no se arredra ante los anuncios apocalípticos y que ha sido capaz de mantener la sangre fría, sin mover un dedo, cuando los expertos alertaban del riesgo de un gran apagón como el del pasado lunes. Es el orgullo del torero que no mueve los pies ante los derrotes del morlaco.

También podemos alardear de lo mucho que están tardando en dar a conocer las causas del caos. Si conociéramos ya el origen del gran apagón y el Gobierno estuviera tomando medidas para evitar que se repita, estaríamos tan tranquilos, y ya se sabe que la tranquilidad es la madre de la indolencia. El comportamiento del equipo sanchista es ejemplar porque conviene que estemos en tensión (nunca mejor dicho).

No debemos ser críticos ante acontecimientos como este. Es el momento de sentirnos satisfechos por contar con un presidente que, sin saber las causas, detecta a los culpables escondidos tras las empresas eléctricas, y sin conocer el desarrollo de los hechos, es capaz de confirmar que no se repetirán, porque tenemos el mejor sistema eléctrico del mundo en la mejor economía del mundo, que va, no ya como una moto, sino como un rayo. A ver quién no está orgulloso.

Sintamos, pues, orgullo por todo el bien que ha traído consigo el apagón. ¿Cuándo se habían vendido en las tiendas de Salamanca tantas linternas, tantos transistores, tantas pilas, cocinillas y bombonas de camping gas? ¿Vamos a ser unos desagradecidos con tanto como el Gobierno hace por dinamizar la economía local? Dicen que el apagón provocó pérdidas de 90 millones en esta provincia, pero seguro que lo dicen esos cenizos que no están satisfechos con nada. En realidad, la gente se mostraba muy contenta en los ascensores bloqueados y en los trenes parados. Se sentían muy orgullosos de un Gobierno que dispone la organización del sistema eléctrico de manera que disfrutemos de apagones para hacer amigos.

Para un socialista cabal es un orgullo que el Ejecutivo de la nación, responsable por interposición de la nefasta gestión de la exministra Beatriz Corredor en Red Eléctrica, haya conseguido rebajar ese día la factura de los salmantinos. Y supongo que los socialistas de Salamanca se sentirán muy orgullosos de todo lo que el Gobierno no hace por esta provincia. Paralizando las obras de las infraestructuras pendientes se están evitando molestias a los vecinos, que no tienen que soportar el ruido y el polvo que podrían provocar la reparación de la A-62, convertida en pista de pruebas para amortiguadores, o la terminación de la electrificación de la línea férrea hasta Fuentes de Oñoro, que lleva camino de batir el récord de duración de la obra de El Escorial (21 años).

Ahora sin ironías: debemos estar muy orgullosos de esta España y de los españoles. Una nación que logra soportar durante siete años un Gobierno como el de Sánchez sin irse al garete ni que se le fundan los plomos (¡ay!), es algo muy grande, casi indestructible.