Borrar
DE CALLE

La ola

Sánchez intenta controlar a los medios que no le hacen la ola, mientras aquí en Salamanca la única ola es la de la indignación general

Domingo, 20 de abril 2025, 05:30

El Plan de Nacional de Energía y Clima de Portugal considera prioritario el corredor entre los puertos del Atlántico y Salamanca, al mismo nivel que la conexión de Lisboa con Madrid a través de Extremadura. El Gobierno vecino reconoce que para ellos la línea Leixoes-Aveiro-Vilar Formoso, que desemboca en Fuentes de Oñoro, resulta vital para las comunicaciones del país vecino con España y Europa.

Los portugueses lo tienen muy claro, tan claro como oscuro lo tiene el Gobierno de Pedro Sánchez, que una y otra vez desoye todas las recomendaciones de Lisboa y de Bruselas y solo mira, presupuestariamente hablando, al corredor Mediterráneo.

Con su desprecio, Sánchez se ha empeñado en condenar a la marginación a Salamanca. Tiene tachada con una cruz a esta provincia y ni los planes de Portugal ni los proyectos de la Unión Europea le motivarán para mover un dedo en favor de esta tierra.

El hecho de que no haya la más mínima esperanza de que cambie de opinión no va a impedir que en Salamanca sigamos denunciando la falta de inversiones y la estrategia del olvido a la que pretende someternos.

La ralentización, cuando no paralización, de todos los proyectos de infraestructuras del Gobierno en esta provincia no es un bulo, ni una noticia 'fake', ni quienes lo denunciamos somos fango ultraderechista. Es la cruda realidad que Sánchez y sus fieles compañeros del Partido Sanchista intentan camuflar con cortinas de humo como hacen con cuantas verdades les incomodan.

Recordemos el espectáculo que montó hace ahora un año, cuando se encerró cinco días a meditar sobre su posible dimisión, escocido por las noticias sobre la corrupción y el tráfico de influencias que asomaba en las actuaciones de su amada esposa. Era tan falsa su impostura como ciertas son las investigaciones y las imputaciones que cercan a Begoña Gómez.

A la vuelta de un año podemos comprobar que nunca hubo «campaña de acoso», ni eran falsas las noticias que se iban publicando sobre el máster de la no titulada y la utilización de La Moncloa como base de negocios y plataforma para captar subvenciones para empresas y amigos.

El desenlace de aquellos cinco días de pantomima presidencial fue tan calculado como el planteamiento inicial. Pedro Sánchez decidió quedarse, con la excusa de luchar por la democracia y el progreso de España. La deriva hacia la autocracia presidencial, iniciada desde el primer día de su llegada al poder, cogió entonces ritmo de crucero, asentada sobre una estrategia de control y persecución del poder judicial y de la prensa libre.

La mejor manera de combatir las noticias falsas, si así lo fueran, hubiera sido responder con datos, transparencia y rendición de cuentas. Sánchez nunca se lo ha planteado, sabedor de que no puede desmentir las informaciones sobre la corrupción de su entorno que ya están recogidas en informes policiales y judicializadas.

Sánchez consolidó en abril de 2024 esa forma de hacer política que consiste en ignorar la corrupción que le rodea, ocultar los hechos, atacar a la oposición haciéndola responsable de sus propios desmanes, perseguir y acogotar a los jueces que llevan los casos más relevantes (Begoña, Koldo, García Ortiz y Aldama) y arbitrar medidas para controlar los medios de comunicación que no le hacen la ola.

Aquí, en Salamanca, la única ola que le hacemos es la de la indignación generalizada, aunque solo sirva para estar en paz con nuestra conciencia.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca La ola