Freno al 'cierrabuses'

La política en esta España que nos ha tocado sufrir es un circo de los que no provocan emoción ni risa sino pavor y vergüenza a partes iguales. El presidente del Gobierno y sus familiares más cercanos, junto con la interminable lista de sus ministros, habitan una cueva llena de gente incompetente junto a presuntos delincuentes más ocupados en borrar pruebas, mentir y hacerse los olvidadizos ante la Justicia que en trabajar por el bien la nación, mientras el Congreso se ha convertido en el gallinero de los insultos, las amenazas y los despropósitos.

La más reciente 'performance' parlamentaria nos la han ofrecido sus señorías con motivo de la votación de una Proposición No de Ley (PNL) para frenar el mapa nacional del transporte por carretera que eliminaba las paradas en 33 pueblos de Salamanca. La propuesta del PP salió adelante con los votos a favor de los diputados populares, junto con los de Coalición Canaria, UPN y BNG. Hasta ahí todo correcto y previsible. Lo extraño es que los diputados socialistas se abstuvieron en bloque, condenando así a la parálisis el plan de su compañero el ministro Óscar Puente, que había defendido los recortes a capa y espada, con el 'sólido' argumento de que su Ministerio no debe pagar esos servicios sino que son las comunidades autónomas las deberían sufragar el coste (el habitual «yo invito y tú pagas» del Gobierno sanchista, en este caso un «yo cierro y tú sufragas»).

La cosa no quedó ahí, porque en contra de la PNL del PP, y por tanto a favor del ministro 'cierrabuses' votaron Vox, Podemos, Junts y Bildu. La derecha extrema unida a los comunistas, los separatistas y los proetarras en contra de la España despoblada. ¿Alguien puede entender semejante contubernio?

En fin, que la proposición salió adelante y los habitantes de esos 33 pueblos salmantinos que se quedaban incomunicados pueden respirar tranquilos… relativamente. Porque la aplicación de la PNL no es automática y este Gobierno nos tiene acostumbrados a pasarse por el arco de triunfo las decisiones del Congreso y del Senado.

Ya avisó en su día Pedro Sánchez de que pensaba gobernar sin el parlamento, donde últimamente no consigue mayorías, y esa es una de las pocas verdades que han salido de la boca del inquilino de La Moncloa.

Ahora no sabemos si los diputados socialistas, entre ellos los que deberían encargarse de frenar el instinto 'pueblicida' de Puente (ahí te quiero ver, David Serrada, diputado socialista salmantino), están a favor o en contra del atentado contra la población rural, porque con la abstención se han quedado en medio como el jueves.

El PP no debería fiarse de estos jueguecitos parlamentarios y debería mantener la presión contra el plan del ministro, porque la supresión de paradas se la pueden colar cualquier día en alguno de esos decretos ómnibus que tanto le gustan a Sánchez.

En cuanto al espectáculo de la cueva de los sospechosos, no hay día sin una nueva actuación de la tropa liderada por Sánchez y su entorno familiar.

Es lo que podíamos esperar de un Gobierno aupado al poder gracias a una moción asentada en una sentencia 'fake' con una morcilla introducida por un juez de su cuerda . Un Gobierno que llegó presuntamente para luchar contra la corrupción mientras chapotea en sus propios casos de corrupción. Circula por ahí una relación de cincuenta ministros, altos cargos ministeriales y familiares llamados a declarar ante los jueces en los últimos meses, una lista que crece cada día. Suficiente para llenar un autobús de los grandes, o un parador de los pequeños.