Denunciar es un escándalo
Al PSOE de Salamanca le escandaliza que el PP denuncie los cientos de violadores beneficiados por la «Ley del solo sí es sí»
El PSOE de Salamanca no opina sobre la amnistía, ni sobre el caso Koldo. A David Serrada y compañía no les parecen asuntos suficientemente importantes como para estrujarse la sesera en buscar motivos para celebrar el pacto con el fugado Puigdemont ni menos aún para encontrar justificaciones a la corrupción enmascarillada.
De esos temas candentes huyen como gato del agua. Los socialistas salmantinos prefieren comentar en sus redes un vídeo del PP sobre los 'logros' del Gobierno sanchista en la protección de las mujeres. A Serrada y compañía les escandaliza que los populares critiquen en un montaje las consecuencias de la nefasta «Ley del solo sí es sí», que ha obligado a los jueces a sacar de la cárcel a más de 120 violadores y agresores sexuales y ha reducido el tiempo de condena a otros 1200. «Cuando un partido como el PP hace esto un 8-M queda claro que ha perdido el norte», comentan los adoradores del consumado autócrata Sánchez. Pues no sabemos si han perdido el norte, pero los populares desde luego que no han perdido la facultad de sumar, y sumando, sumando, se llega a esas cifras de violadores y agresores sexuales beneficiados por su jefe y por la esposa del exjefe de Podemos.
El ataque al PP por su vídeo de balance matemático termina como un lamento: «Su abrazo a la ultraderecha y su radicalismo les hacen parecerse cada día más a sus amigos de Vox. Qué pena usar algo así para esto... qué pena». Y aquí ya entran los socialistas en terreno pantanoso. ¿Es que acaso son los de Abascal los más aficionados a denunciar los beneficios a los violadores y los del PP les imitan? ¿La pena que sienten los socialistas salmantinos es porque se denuncien los efectos de una ley aciaga o lo que es una pena es que tantos cientos de malnacidos salgan a la calle y pongan en peligro la integridad de las mujeres?
En fin, cualquier cosa les vale con tal de no entrar en el meollo de la actualidad, marcada por la cesión de Sánchez ante Puigdemont. Hasta ellos se han dado cuenta de que el Gobierno ha llegado al punto culminante de su traición a España con la amnistía a la carta. Una medida que nos coloca definitivamente como una más entre las repúblicas bananeras que se ciscan en la democracia e imponen el interés del dictador por encima de las leyes.
Algunos ya lo veíamos venir. Sánchez estaba dispuesto a poner España a los pies de los golpistas y la infamia se ha consumado. La amnistía es el mayor ataque al Estado de Derecho en nuestro país y, como atinadamente asegura el PP en su Declaración de Córdoba, «blinda el privilegio, la desigualdad y el olvido».
El PSOE de Salamanca ni siquiera se ha molestado en justificar la medida, porque decir aquí que la amnistía se aprueba para buscar la pacificación en Cataluña provoca risa. Todos sabemos que la medida de gracia para los golpistas solo va a conseguir envalentonarles, y que tras haber humillado a la Justicia emprenderán de inmediato el camino al referéndum y la independencia unilateral. Pero eso a Sánchez le importa un bledo, porque ha conseguido los apoyos necesarios para seguir al menos dos años más en La Moncloa. Y lo demás se la trae el pairo.
Por el camino, tendrá que conceder un nuevo trato fiscal a Cataluña, un cupo que enriquecerá a los separatistas y pagaremos el resto de los españoles. Eso, y lo que haga falta. Será por dinero.
Luego veremos que no quedan fondos para mejorar la entrada a Salamanca por el Helmántico, ni para terminar la electrificación hasta Portugal, ni para ninguna inversión en esta tierra. Eso sí, denunciar la suelta de violadores es un escándalo. Faltaría más.