Secciones
Destacamos
Cáritas de Salamanca está desbordada por la demanda de ayudas a familias pobres. A miles de salmantinos no les llega para pagar el alquiler, la luz o el gas y la ONG no recibe suficientes donaciones para hacer frente a tanto gasto. Mientras Sánchez asegura que la economía española va como un cohete, la cruda realidad es que la pobreza aumenta en los hogares. Mientras la economía de Sánchez y su esposa va como un tiro, eso sí es verdad, la de quienes deben conformarse con empleos precarios y a tiempo parcial es una ruina, y la solidaridad de los ciudadanos mejor situados no es suficiente.
Esta es la cruda realidad de nuestro país y no los cuentos que nos cuenta el inquilino de La Moncloa. A Sánchez no le cuesta mentir, de hecho es un consumado especialista en tergiversar la realidad, pero probablemente ni siquiera se entera, porque vive en otro mundo, con otras preocupaciones, y su contacto con los españoles de a pie se limita a actos con 'extras' del partido.
Lo que está ocurriendo en España es muy grave. Solo la miseria que nos ha traído el gobierno sanchista-comunista es tanto o más grave que la deriva autoritaria y la destrucción de la democracia emprendida desde el poder. De ese empeño tendremos hoy oportunidad de asistir al ejemplo supremo: la amnistía a los golpistas catalanes que será aprobada en el Congreso.
En los últimos seis años hemos presenciado tantos desmanes del pasajero del Falcon que quizás no alcancemos a valorar el alcance del golpe a la democracia que supone la amnistía, cuyo objetivo está muy claro. No se pretende reconciliar, ni pacificar, ni mucho menos amansar a los separatistas, convencidos como están de volver a intentar romper España en cuanto puedan. Se trata lisa y llanamente de pagar el precio por los siete votos imprescindibles para mantener a Sánchez en los colchones monclovitas.
¿Y cuál es el precio de este pago? Pues la ruptura de la igualdad de todos los españoles y de la separación de poderes, cimiento de la democracia. La amnistía supone reconocer que el Estado español, la Justicia española y las fuerzas de seguridad se equivocaron y condenaron a unos probos e inocentes ciudadanos que solo ejercieron sus derechos. Supone reconocer que Puigdemont y los rebeldes catalanes tenían razón y fueron perseguidos por motivos políticos. Supone admitir que España no es era una democracia sino una suerte de dictadura cuando se produjo la sentencia contra los golpistas. Más bajo no se puede caer.
Al lado del escándalo y el insulto a todos los españoles no separatistas que supone esta amnistía, las mentiras y los engaños de Sánchez respecto al caso de su mujer parecen 'pecata minuta'. Ahora sabemos que mintió como un cosaco cuando nos regaló la llorosa carta de los bulos sobre Begoña Gómez con sus hipidos previos a una reflexión sobre su continuidad que no era tal, sino un ganar tiempo para montar una estrategia de ataque a la justicia por haber osado tocar a su esposa.
Ahora sabemos que ya sabía que su mujer estaba siendo investigada cuando nos mintió asegurando que eran bulos de la fachosfera. Ahora ya sabemos que tiene razón Feijóo cuando asegura que la corrupción ha llegado a La Moncloa, porque un juzgado y la Audiencia de Madrid han encontrado materia para investigar a Begoña Gómez por tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
No son bulos, no son campañas de la ultraderecha, no son inventos de la prensa. Es la Justicia. Que los jueces se preparen, porque «van listos» si pretenden atacar al 'puto amo' y su esposa. Un Sánchez enrabietado es todavía más peligroso, si cabe.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.