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Resulta difícil imaginarse que el asunto institucional más importante durante los últimos días pudiera degenerar tanto como que el bloqueo o no de un proceso dependiese de la captura de un tipo escondido en el maletero de un coche. ¿No están ustedes saturadísimos a estas alturas del terrible esperpento en que se ha convertido nuestra política?
Sospecho que lo más saludable sería tomarse unos días de descanso y huir despavoridos de todo lo que incumba a la política nacional. Escapen aunque sólo sea por unos días. Por ejemplo, leyendo. Lean a Cervantes y a Ángel González, a Murakami y a Paul Auster, a García Montero y a Juan José Millas, a Manuel Vicent y a Jabois. Escuchen a Dylan y a Silvio Rodríguez, a María Jiménez y a Nick Drake, a Víctor Manuel y a Wilco, a Leonard Cohen y a Manuel Alejandro, a Umberto Tozzi y a Beatles, a Billy Elish y a David Bowie, a Lucio Battisti y a Mika, a Lou Reed y a Caetano Veloso, a Miles Davis y a Radiohead.
Enamórense. Miren películas de Billy Wilder, Scorsese o Woody Allen. Cocinen creativamente mezclando todo aquello que se les pase por la cabeza. Engánchense a Breaking Bad y a Juego de Tronos. Tómense tiempo para una puesta de sol sobre el Río Tormes. Piérdanse por carreteras secundarias. Queden a tomar café con aquellos amigos que hace tiempo que no ven. Móntense en trenes.
Estrechen lazos con culturas extrañas. Busquen ríos, lagos o mares donde zambullirse. Asómense por pueblos pequeños. Regalen flores. Digan muchas veces gracias y pídanse perdón aunque no tengan ustedes la culpa.
Paseen a horas intempestivas. Escriban cartas de amor de puño y letra y échenlas al buzón. Recorten las horas de exposición en redes. Olvídense el móvil en casa. Compren en tiendas de segunda mano. Desprecien las modas borregas y las marcas más elitistas. Vistan con colores brillantes y mal conjuntados. Hagan deporte con moderación y el amor con mucho exceso y alboroto. Sean tolerantes con las opiniones y torpezas ajenas.
Tomen los columpios y aprendan a tocar algún instrumento. Bailen aunque sea descoordinadamente. Canten aunque desafinen como animales. Ríanse especialmente de ustedes mismos. Sean amables. Tómense tiempo para comer una buena manzana e intenten resolver el crucigrama de los periódicos. Protesten contra la guerra y el maltrato de los animales. Repítanse muchas veces que nadie es más que nadie por nacer en un determinado lugar. Aminoren el grito y la velocidad.
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