Borrar

Despelote digital

Nadie saldría ileso de una exhaustiva auditoría a su teléfono móvil o de filtrar sus conversaciones. Es la mayor sensación de desnudez

Viernes, 20 de junio 2025, 06:00

Mírame el culo, pero no el móvil. Qué curiosa época esta, en la que no hay mayor sensación de desnudez que la de destapar el contenido de nuestro teléfono móvil. Resulta más doloroso que nos fisguen digitalmente —que expongan nuestras llamadas, mensajes, audios de WhatsApp— a que nos vean desnudos físicamente.

Se ha convertido en algo habitual asistir a cómo se filtran audios comprometedores, mensajes cruzados o llamadas grabadas subrepticiamente entre personajes más o menos conocidos. Lo vemos, lo escuchamos y nos reímos. Reconozcamos que nos gusta y nos hace gracia porque sabemos que es la mejor manera de conocer a quién hay detrás de la careta pública.

Cada vez que se monta un escándalo por la filtración de grabaciones o conversaciones privadas hay una parte de la balanza que la ocupa el morbo y otra -que también pesa mucho- que es una sensación que no me atrevo a llamar empatía -porque los protagonistas de estos audios suelen ser corruptos o delincuentes a los que no hay que compadecer-, pero que de alguna manera nos lleva a pensar: «Anda que si me graban a mí…».

Por muy buena gente que seamos, estoy convencido de que nadie saldría ileso de una exhaustiva auditoría a su teléfono móvil. Todo el mundo tiene algo que le deja mal: comentarios desafortunados, críticas a destiempo, conversaciones fuera de lugar… Auténtica dinamita en las manos equivocadas, capaz de hacer saltar por los aires un Gobierno, como para no cargarse amistades, matrimonios o puestos de trabajo.

Nos hemos llevado las manos a la cabeza solo por ver que el presidente del Gobierno utiliza la expresión 'pájara' para referirse a Margarita Robles. Luego ha quedado en nada tras descubrir las conversaciones de otros miembros del Gobierno jactándose de lo buena que está la colombiana o que «la Carlota se enrolla que te cagas». Una frase -de putero de manual- que describe a quien la pronuncia en 4K: con mucha más precisión que miles de rueda de prensa, de fotos oficiales y de postureos ante las cámaras.

La lista de personas que han salido escaldadas por la filtración de lo que hablan o escriben en sus teléfonos es kilométrica. Lo que va a salir sobre el entorno del PSOE -y puede que del propio Sánchez- promete ser antológico. Antes de eso hemos podido escuchar a Pablo Iglesias diciendo lo mucho que le gustaría «azotar hasta hacerla sangrar» a la periodista Mariló Montero.

Los audios que destapan que el personaje del televisivo Frank Cuesta era una mentira. Los del barcelonista Piqué (Geri) y el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (Rubi) pactando sus tejemanejes sobre el dinero de la Supercopa o favores para el Andorra. Incluso los audios del VAR, debatiendo si una jugada es penalti o no, también se han llegado filtrar.

Como todo en esta vida, la excepción confirma la regla. Solo hay una persona que, no solo ha salido indemne por la filtración de sus conversaciones privadas, sino que incluso ha quedado reforzada ante su parroquia. Me refiero a Florentino Pérez, al que grabaron durante una comida informal, opinando de algunos futbolistas del Real Madrid, y en lugar de hacerle daño -como se pretendía con la filtración- nos ganó aún más. Lo de «Coentrao es un tolili y a estos tíos el Madrid se los come», lo de «Casillas no es portero para el Real Madrid. No lo ha sido nunca» o que «Cristiano Ronaldo está loco. Este tío es un imbécil, un enfermo. Os creéis que este tío es normal, pero es que no es normal». Pura filosofía de vida. Si no fuera porque me espantan los tatuajes, me lo tatuaría.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Despelote digital