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¿Alguna vez has andado con los zapatos de otro? ¿Te has puesto en su lugar? ¿Has visto las cosas con sus ojos? Creo que es un ejercicio genial que, por desgracia, a ti y a mí, se nos olvida demasiado a menudo. Y es una pena.

¿Y sabes? Cuando te repente tienes la oportunidad de hacerlo, de ver lo que tienes delante de tu cara desde otra perspectiva, puede que veas otros matices, que no lo des por hecho, que empieces a valorar las cosas un poco más. Al menos es lo que a mí me ha pasado estos días. Y está muy bien.

Yo he tenido la suerte de tener esa sensación y la he disfrutado. He tenido la suerte de recibir en casa a cuatro personas que jamás habían pisado nuestra ciudad. He tenido la suerte de ver cómo sus caras se llenaban al ver, pasear, sentir Salamanca.

He visto cómo sus caras se asombraban al encontrarse de frente con la torre de La Catedra Nueva al girar la calle y quedarse impactados con un edificio tan imponente a la vuelta de la esquina. Sin avisar, sin verlo venir, allí estaba Ella.

Me he sorprendido con la curiosidad con la que leían y (me) escuchaban sobre la historia del Cielo de Salamanca. Algo que estuvo, que se tapó, que se encontró, que se arregló, que hubo que reclamar… Como muchas de las cosas buenas de la vida, que a veces las perdemos u olvidamos.

Me ha divertido ver las caras de asombro al ver un astronauta esculpido en la facha de la Catedral Nueva. Qué hace esto ahí. Por qué. Quién. Cuándo. Con interés real en entender lo que pasaba o había pasado.

He disfrutado con la cara de satisfacción al comer un plato de jamón (Fer, queremos ir a un sitio de jamones colgados del techo), de tomar una tortilla de patata con un buen vino tinto. De Salamanca, por supuesto.

Sí, he necesitado que alguien de fuera me recordara lo mucho y bueno que tenemos. Que volviera a levantar la mirada del suelo cuando iba paseando por las calles, que parara, sintiera y disfrutara. Y es que parece que valoramos poco lo que tenemos cerca. Ya te he dicho que es una pena.

¿Sabes? Me encantaría saber cuántos de los turistas que entran en la Catedral son de Salamanca. Igual son muchos menos de lo que estás pensando. Y la tienes ahí, bueno, la Catedral, la Clerecía, el Patio de Escuelas Menores, la Universidad…

¿Sabrías explicar estos monumentos a alguien que viene de fuera? Si tu respuesta es no, como te vengo diciendo, es una pena.

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