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¡Feliz trasplante!

Prefiero quedarme con esos ejemplos de solidaridad y en el trabajo de conjunto de los equipos médicos

Viernes, 27 de diciembre 2024, 07:53

Podría escribir hoy de las subidas de tasas e impuestos que nos esperan en 2025, en el que vamos camino de más «impuestazos», mientras las arcas del Estado ingresan dinero a manos llenas. Podría escribir también de que las distintas Administraciones, empezando por la estatal, gastan también a manos llenas, como si no hubiese un mañana, hasta el punto de que no es suficiente ese aumento de la recaudación y es necesario recurrir al incremento del déficit y de la deuda pública. Podría escribir de la nefasta herencia que vamos a dejar a las siguientes generaciones de españoles, hijos y nietos incluidos, que deberán enfrentarse a la devolución de esa deuda y al pago de los intereses correspondientes, pase lo que pase y pese a quien pese, mientras el marido de Begoña y sus banda siguen gastando y gastando. Podría explicar que las finanzas del Estado se asemejan a las de una familia, que no puede vivir por encima de sus posibilidades. Podría escribir de la cantidad de cargas de todo tipo, tanto fiscales como burocráticas, que soportan los autónomos y las pequeñas y medianas empresas, que deben tener protocolos para prevenir el acoso sexual y en materia de LGTBI.

Podría escribir hoy de lo que nos espera en 2025 en el ámbito político y especialmente de esa nueva resurrección de Franco anunciada por el marido de Begoña, y a la que se han sumado (por la cuenta que los trae) todos los miembros del Gobierno y la mayor parte del «partido sanchista». ¿Cuándo dejarán a Franco y al franquismo para los historiadores? En 2025 se cumplen los cincuenta años de la muerte de Franco y, como decía mi profesor de literatura, «vuelta la burra al trigo hasta dar con la cabeza en el pesebre», con lo que hizo o dejó de hacer. Pero, ¿cuántos años tenía el marido de Begoña cuando murió Franco? Ah, solo tres años y nueve meses, pero dada su precocidad ya había tenido tiempo de sufrir y padecer al dictador. Podría escribir hoy de lo que nos espera con los casos Koldo, Aldama y Ábalos, por un lado, y el de Begoña Gómez, por otro, que terminan en la Moncloa. Podría escribir de que el dinero público no llega a los afectados por la Dana de Valencia.

Podría escribir de todo lo anterior, pero he decidido, que no, que mejor lo hago de una noticia aparecida en LA GACETA del pasado martes, el día de Nochebuena que decía así: «El hospital bate el récord con cien trasplantes de riñón y de páncreas a lo largo del último año». Prefiero pensar en los que donaron sus órganos y en su familiares; en los que los han recibido y también en sus familias. Prefiero quedarme con esos ejemplos de solidaridad y en el trabajo de conjunto de los equipos médicos que han permitido alcanzar esas importantes cifras de trasplantes. Y eso ha sucedido en el Hospital de Salamanca. Es para sentirse orgullosos. Prefiero acabar esta último columna de este año con esa noticia. ¡Feliz 2025!

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