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Sin pan y con circo

Al contrario que los romanos, el marido de Begoña no solo no da pan, sino que encima nos lo quita

Viernes, 3 de enero 2025, 05:30

Lo primero de todo: ¡Feliz Año Nuevo! Tentado he estado de rellenar este artículo solo con esta misma frase y este deseo para el 2025 repetido una y otra vez hasta llegar a la firma. Finalmente he desistido de este propósito inicial para no dar el primer disgusto del año al director de este periódico y sin embargo amigo. Pero una vez que quedan claros mis buenos deseos para todos los lectores, tengo que reiterar algo que ya he escrito en otras ocasiones: la necesidad de fijar o marcar agenda y de que se hable de lo que uno quiere, como técnica de comunicación. Me lo explicó hace ya unos cuantos años un gran experto: «se tiene que hablar de lo que tú quieras», me dijo. Para él, el día más importante era el lunes, cuando había que lanzar los mensajes de toda la semana. En estos menesteres los del PP son un poco, por no decir bastante, pardillos o «lilas», mientras que los socialistas y los de grupos situados más a la izquierda son unos auténticos maestros.

Los romanos ya tenían bastante claro lo anterior expresado en su famosa frase de «pan y circo». Se trata de tener entretenida a la población, con unas migajas para comer y unos buenos espectáculos de circo entendido en sentido amplio, como los combates de gladiadores o carreras de cuadrigas. La versión moderna de lo anterior pasa por lo que sucede en la televisión o por sacar a pasear a Franco otra vez. Hemos entrado en el año de Franco, según el anuncio hecho por el marido de Begoña y su banda. De hecho, la próxima semana habrá el primer acto. Y ahí han entrado a saco columnistas y creadores de opinión, para subirse al carro o para poner a caer de un burro el engendro gubernamental. Suma y sigue, porque nos han tenido entretenidos durante los últimos meses a cuenta de si un programa de televisión superaba o no a otro de referencia durante muchos años. El miércoles y ayer jueves más de lo mismo con las campanadas de Nochevieja, y los vestidos y ocurrencias varias de los presentadores. Hasta ahí el circo.

El problema es que, al contrario que los romanos, que sí daban pan y circo, el marido de Begoña no solo no da pan, sino que encima nos lo quita, y hablamos de ello muy poco o casi nada. Y es que 2025 ha llegado preñado de subidas de impuestos y de tasas de diverso tipo, como la de basuras o los incrementos del IVA de productos básicos. Y no me refiero solo a los alimentos, sino a la electricidad, el gas (entre la energía) y los peajes de las autopistas, por no hacer la relación exhaustiva. Vamos que nos están metiendo la mano en el bolsillo a los sufridos ciudadanos, mientras una parte importante de los mismos anda entretenida con lo del circo moderno. Y eso por no hablar de los casos de corrupción del corazón del sanchismo y de los vía crucis judiciales que se avecinan. Lo dicho: ¡Feliz Año Nuevo, sin pan, pero con circo!

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