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Opinión

¡Habla, Zapatero, habla»

¿Por qué nos castiga con el látigo de su silencio en un asunto que siempre ha estado muy presente en sus intereses?

Viernes, 16 de agosto 2024, 05:30

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Llevo varias semanas preso del desasosiego y de la intranquilidad. No encuentro consuelo para mis cuitas y preocupaciones. En este «puente» de la Virgen, San Roque y el perro, mi sensación de orfandad se ha disparado todavía más. Y es que mi faro ha desaparecido, se ha evaporado. Estoy sin guía, sin norte, sin sur, sin este, ni tampoco oeste. No hago más que preguntarme dónde se ha metido José Luis Rodríguez Zapatero, porque, salvo que yo me haya perdido algo, no se ha pronunciado, ni poco, ni mucho, ni nada, sobre lo que sucedió en la última cita con las urnas en Venezuela y todo lo que ha pasado después. Él, que ha seguido con tanta atención los acontecimientos en este país, que se ha manifestado tantas veces desde Caracas, desde Madrid o desde donde hiciese falta sobre el camino que debía seguir Venezuela, ahora calla. Zapatero, líder clarividente en asuntos de política internacional, autor de esa genialidad incomprendida y poco valorada como es la Alianza de Civilizaciones, que se entrevistaba con Maduro, fotos incluidas, un día sí y otro también, guarda silencio, no se pronuncia, no dice esta boca es mía.

Y aquí me hallo buscando alguien que me ilumine. Ayer, por ejemplo, el presidente de Brasil, Lula da Silva, nada sospechoso de ser un rabioso derechista, se despachó proponiendo que, para resolver la situación, Nicolás Maduro convoque nuevas elecciones o forme un Gobierno de coalición. El brasileño, junto a sus colegas de Colombia, Petro, y de Méjico, López Obrador, han pensado en mediar y, sobre todo, han evitado reconocer la supuesta victoria de Maduro, lo que ya da mucho que pensar. Han pedido al presidente venezolano que presente los resultados de las elecciones celebradas hace ya unas cuantas semanas «desglosados por cada mesa de votación», para que así no haya dudas. Mientras tanto, el opositor al régimen de Maduro, Edmundo González Urrutia ha vuelto a reivindicar días atrás lo que denomina su «triunfo indiscutible» en las últimas elecciones, apoyándose para ello en los informes de los expertos de la ONU, del llamado Centro Carter y de los invitados internacionales del Centro Nacional Electoral.

Y así otros muchos, que hablan y dicen y cuentan, pero José Luis Rodríguez Zapatero, tan locuaz habitualmente, calla y calla y tres veces calla. Y mira que ha pasado ya tiempo para que se manifieste sobre este asunto. Pero él sigue con la boca cerrada, algo que, confieso, me tiene muy desconcertado. ¿A qué juega Zapatero? ¿Por qué nos castiga con el látigo de su silencio en un asunto, las relaciones con Venezuela, que siempre ha estado muy presente en sus intereses? Me ha dado por pensar y, siendo bueno, la única explicación que encuentro a que el expresidente español haya hecho mutis es que esté hablando un día sí y otro también con Maduro, intentando convencer al dictador venezolano de que lo deje, de que se haga a un lado. ¿Andará en eso? Por favor, querido José Luis, ilumínanos con tu sabiduría. ¡Habla, Zapatero, habla!

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