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CONVERSACIONES CON CIRO BLUME

Las corsarias del socialismo

Como siempre, Sánchez vuelve a equivocarse de método y, sobre todo, a menospreciar la inteligencia de los votantes ·

Jueves, 8 de junio 2023, 05:00

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Con el cuchillo entre los dientes. Así se adornan ahora las corsarias socialistas, púberes canéforas con lengua viperina y garras de astracán. Supongo que para salvar el trono del gran estadista de la Moncloa, un zoquete que aún no se ha dado cuenta de que los españoles no soportamos ciertos chalaneos con el enemigo, por mucho que luego le sume calderilla a las pensiones. De manera que ya sabemos por dónde van a ir los padecimientos de la inminente campaña electoral. Estas nuevas «flapers» socialistas ya se han lanzado como arpías a la yugular de Feijóo y puede que en dos meses lo dejen sin una plaqueta que llevarse a la pupa del labio.

Como siempre, Sánchez vuelve a equivocarse de método y, sobre todo, a menospreciar la inteligencia de los votantes. Recuerdo que cuando a Iván Redondo le mandaron el motorista y fue sustituido por Oscar López, otro gran estadista, me dije que los días de vino y rosas de Sánchez se encaminaban a un final apoteósico. No creo que sea un atrevimiento recomendar al candidato del rojerío la lectura de una novela de Julio Verne, me refiero a «El faro del fin del mundo», sobre todo para indicarle el camino de la Patagonia, lugar donde podría enrolarse en la banda de piratas del capitán Kongre. Así no echaría de menos ni a los narcos de Venezuela ni a los pistoleros del cura Setién ni al tonto de Waterloo.

Pues bien, entre las corsarias socialistas que han empezado a succionar la yugular de Feijóo como si fuera una cañería de albariño, me gustaría destacar a dos de ellas. Una es la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, que por su aspecto no creo que haya cumplido los dieciséis años.

La primera vez que la vi me vino de súbito la imagen de la Ratita Presumida. No digamos cuando, el otro día, la joven anunció con su típica estridencia que Feijóo suspenderá el aumento de las pensiones. Naturalmente, daba por sentado que el gallego, joder con los gallegos, sería el vencedor de las elecciones generales. Además, esta chica parece empeñada, lo mismo que la camarada Díaz, en que los votantes de la derecha formamos la España oscura, además de tildarnos de reaccionarios.

Naturalmente, si para ellas ser oscuro y reaccionario es estar de acuerdo con la división de poderes de Montesquieu, el liberalismo de Hayek y las teorías de Giovanni Sartori acerca de la democracia, les aseguro que en mi caso soy un gran reaccionario y, por supuesto, un tipo de lo más oscuro y peligroso.

La otra corsaria se llama María Reyes Maroto, exministra de alguna cosa y candidata fracasada a la alcaldía de Madrid. Sin embargo, me parece una chica de mucho estilo, elegante, refinada y, según dicen, con una gran capacidad de trabajo. Otra cosa es el efecto maligno de la radioactividad ideológica sobre la inocencia de las margaritas. Eso ha debido de ocurrirle a María Reyes, ya que según dice ella misma se siente muy orgullosa de la historia del PSOE. No obstante, si es tan estudiosa como dicen sus paisanos de Ataquines, le recomendaría que leyera algún libro de Historia para al menos estar informada acerca de la trayectoria política de su partido, siempre que no haya sido escrito, claro está, ni por Viñas ni por Preston, dos comisarios políticos sin escrúpulos. Alguien debería recordar a esa chica, por ejemplo, los elocuentes silencios socialistas durante las dictaduras de Primo de Rivera y del general Franco, además de su intentona golpista en 1934 y del «pucherazo» que sus compañeros antañones perpetraron en los comicios de 1936. ¿Acaso no fue Largo Caballero, con sus desmanes bolcheviques, quien provocó deliberadamente el levantamiento militar de Mola? De la rapiña moderna supongo que María Reyes no estará demasiado orgullosa, aunque no sé yo si… En fin.

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