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Los intocables de Oriente

No sabemos cuántos años podrán aguantar estos héroes los ataques de las hordas de imbéciles que nos quieren arrebatar nuestra felicidad

Lunes, 6 de enero 2025, 06:00

Los Reyes Magos son unos héroes. Son geniales. Llevan toda la vida ofreciendo algo que es intangible y vital para nuestra civilización como es la ilusión, el combustible más potente del planeta y que encima, si se trabaja bien, es ilimitado y no contamina. Esa magia va por épocas y es que tiene una primera fase inicial en la edad infantil que es efervescente, mientras que después disminuye para volver a resurgir en dos etapas vitales clave como la paternidad y el ser un abuelo implicado.

Pero digo que son unos seres espectaculares, además de por su simbolismo y todo lo que representan, por seguir en pie de forma estoica. No han claudicado a esta sociedad woke en la que molesta todo y no se puede decir nada por el miedo a que te quemen en una hoguera de buenismo que cada vez da más grima. Melchor, Gaspar y Baltasar son lo más. Es muy difícil seguir haciendo con profesionalidad su trabajo en la época actual con los miles de desafíos a los que se tienen que enfrentar hoy en día.

Para empezar, vienen de Oriente bajo el amparo de la tradición cristiana. Esto antes era la bomba, pero ahora sus majestades corren peligro de ataques contra la fe más perseguida en este país, que a su vez es la más seguida, como es la católica. El humor, la libertad de expresión y el cachondeo contra los cristianos es lo más divertido, pero contra el islamismo, budismo, judaísmo y demás confesiones está mal visto y perseguido.

Pero es que además estos tres personajes son Reyes. Otro rasgo que les delata como enemigos del progresismo. No los ha elegido nadie y su designación es divina. Su contestación sin embargo es lanzar caramelos y llevar regalos a hijos de republicanos confesos con la misma profesionalidad que se los entregan a los monárquicos de toda la vida.

Pese a que desde hace siglos pueden enarbolar la bandera de la inclusión allá donde vayan con Baltasar, representan para algunos un convoy carca, patriarcal y en el que no hay mujeres como fiel reflejo de lo que ha sido nuestra sociedad durante siglos.

Son transportados por unos animales especializados en recorrer largas distancias como los camellos, que después son agasajados con comida y bebida en cada hogar, pero para esta ola de tontería supina que nos persigue no dejan de ser unos maltratadores de animales. Creo que no hay trayecto más sostenible que venir en camello desde Oriente, pero la progresía y la agenda 2030 también sentencian a sus majestades.

Y después para muchos es inconcebible que repartan kilos y kilos de azúcar. Es que los tíos no piensan en los menores que tienen dietas probióticas y además lanzan los caramelos así a lo loco, con el peligro de que una niña espabilada se lleve 50 y el niño más pavo solo se lleve uno. Qué reparto de la riqueza dulce tan desigual.

Por todos estos motivos hay que celebrar a lo grande que en pleno 2025 todavía se pueda disfrutar de una tradición nuestra, que no hace daño a nadie y que llena de ilusión las calles y la casas de los salmantinos.

No nos queda otra que disfrutar del Día de los Reyes Magos mientras que podamos, que no sabemos cuántos años podrán aguantar estos héroes los ataques de las hordas de imbéciles que nos quieren arrebatar lo que nos hace felices.

Resistid que estamos con vosotros hasta el final.

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