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Caseros de Cuéntame

Existe una gran mayoría de los rentistas que son familias que han ido creciendo e invirtiendo sus ahorros en casas y las tienen alquiladas. No son fondos buitre

Lunes, 9 de diciembre 2024, 06:00

Unos días atrás en Salamanca se daba una curiosa manifestación en las calles de la capital. Cerca de 200 personas se unieron a la protesta contra los precios de los alquileres en Salamanca en una acción coordinada en las principales ciudades del país. Así, de inicio, sin mediar palabra, exigían que había que bajar los alquileres a la mitad. Sin anestesia. Esta reivindicación anecdótica se quedará en un anhelo de unos pocos por la avenida Mirat, pero deja una reflexión de lo que está sucediendo en la actualidad en este país.

Primero. Hay que frotarse los ojos para ver una manifestación en la calle. Con la derecha en la oposición, sindicatos y demás organizaciones que trabajan cada día por un mundo mejor viven una especie de vacaciones. Se han cogido días de asuntos propios hasta que regrese al poder algún partido no progresista y así poder salir a la calle.

Segundo. Una vez que se ha producido el milagro de que alguien se queje estando la bandera del progresismo ondeando en La Moncloa, llama mucho la atención que las quejas, proclamas e iras no vayan contra el Gobierno, sino que se centre en los rentistas. Que los alquileres están por las nubes, en especial en las grandes ciudades, es un hecho más que demostrado, pero no creo que haya que centrar todo el foco en la persona que alquila una segunda residencia para sacarse un dinero o para invertir. No me gustan las manifestaciones. De ningún tipo ni color político, pero en caso de que mis huesos acabaran compartiendo pancarta con esos doscientos que salieron en Salamanca, mis proclamas irían contra el Gobierno, que es incapaz de que una generación de jóvenes pueda tener unos sueldos dignos para pagar unos alquileres. Hablo de prosperidad en forma de riqueza, que es uno de los principales retos de todo Gobierno, no de paguitas que anulan en muchos casos el afán de superación y la ambición de ir a más y no conformarse con comer y dormir a costa del Estado.

El problemón de los alquileres radica en que Sánchez y lo suyos culpan a las empresas de que no suben los sueldos, cuando no les propician como Gobierno un ecosistema económico de crecimiento, y demonizan al que tiene dos pisos ganados con el sudor de su frente, mientras que ellos son incapaces de que la noria de este país vaya a la velocidad adecuada para que los jóvenes tengan trabajo y recursos propios generados con sus conocimientos y esfuerzo para pagar un alquiler.

De todas maneras, existe una gran mayoría de los rentistas que son familias o personas que han ido creciendo e invirtiendo sus ahorros en tener varias casas y los tienen alquilados. No son fondos buitre ni culpables de nada. En Salamanca, por ejemplo, ciudad universitaria por antonomasia, durante la carrera conocí muchos ejemplos de familias que veían que varios de sus hijos estudiarían al menos cinco años en la ciudad y entonces decidieron comprar un piso para ese periodo y después alquilarlos. Tenían la posibilidad y lo veían más rentable que pagar varios alquileres durante cinco años por sus vástagos. ¿Hay que atacar a esas familias que ahora alquilan los pisos? No y es que no son fondos buitre, sino personas que tenían la ilusión de dejar un patrimonio a sus hijos. Lo único que tendría que recriminarles en mi caso es que la decoración de los pisos que alquilan es de Cuéntame y es que muchos caseros en Salamanca parecían y parecen Antonio Alcántara con esos cuadros feos de ciervos que reinan en cada salón de piso universitario.

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