España en libertad vigilada
Mientras aquí dentro, en España, estamos sumidos en una bronca permanente, a costa de lo que sea, por ahí fuera, en la UE, por ejemplo, ... ya hacen los deberes. Incluso hasta la Comisión Europea, que en estos últimos meses ha estado desaparecida, se ha puesto las pilas y presentó el miércoles su propuesta sobre lo que podríamos llamar un fondo de reconstrucción económica para afrontar la crisis dotado con 750.000 millones de euros, que se pondrían a disposición de los Estados miembros. Este instrumento acompaña a su propuesta revisada sobre el marco Financiero 2021-27, que es el presupuesto comunitario para ese periodo. Como a España podrían llegar unos 140.000 millones, el Gobierno se ha apresurado a lanzar las campanas al vuelo. Y, es verdad, se trata de una buena noticia, pero, siendo realistas, hay que rebajar las expectativas.
De entrada, se trata de un primer paso en la buena dirección, pero tan solo de un primer paso. La Comisión lo ha propuesto y ahora lo tienen que negociar los jefes de Estado y de Gobierno en varias cumbres europeas. Puede que estas cifras se reduzcan por la presión de los países que forman parte de lo que yo denomino “el eje del mal” y que en la terminología comunitaria se califican como “los frugales”; se trata de Holanda, Suecia, Austria y Dinamarca. También se necesitará el visto bueno del Parlamento Europeo que tiene mucho que decir en todos los asuntos presupuestarios. En este contexto conviene recordar que los eurodiputados habían pedido que se destinasen a la reconstrucción económica 2 billones de euros, cifra muy alejada de esos 750.000 planteados por la Comisión Europea. Todos estos debates van a ser a cara de perro.
Además, hay otros dos puntos sensibles. El primero, que una parte de los fondos que lleguen a España van a ser subvenciones, que no habrá que devolver, mientras que la otra será en forma de créditos que se tendrán que reembolsar cuando toque. Y, finalmente, mucho cuidado con esto último, se impondrán condiciones a los Estados miembros, incluida España, como la necesidad de acometer reformas estructurales de calado o tener controlado el gasto y la deuda pública. No es que vayan a venir los famosos hombres de negro, que quizás se queden solo en gris, pero es seguro que, como en cualquier préstamo, habrá condiciones. Y eso, en este caso, hasta puede ser bueno, porque los Gobiernos de Sánchez y de Iglesias no van a tener barra libre, ni van a poder hacer lo que les venga en gana, ni con ese dinero, ni tampoco con el resto de las medidas económicas. Vamos, que estarán en libertad vigilada. En Bruselas y en las otras capitales que influyen no se fían. Y tienen toda la razón.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión