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Emoción sin censura

Lunes, 22 de marzo 2021, 04:00

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Los que somos antiguos recordamos aquellas películas de dos rombos, un modo de llamar la atención para decirnos que aquello era para mayores y no ... para todos los públicos. Con el paso del tiempo, ni dos, ni uno, ni ninguno, a día de hoy desde una progresía mal entendida, al menos a mí me lo parece, el despiste y el descentre es cada vez mayor. Con la excusa de sentir nuevas emociones, pasamos de cero a cien más rápido que el coche de Fernando Alonso. Con tanta velocidad para todo, saboreamos muy poco el momento y apenas disfrutamos del paisaje, queremos vivir tanto cuanto antes que al final tenemos sobrecarga en la red. Se nos cortocircuitan las neuronas y se nos funden los plomos, nos quemamos antes de tiempo. Tragamos tan deprisa que nos atragantamos y no le damos la menor importancia. Cualquier día en lugar de darle el pecho al bebé nos empeñaremos en darle un chuletón de morucha. Cada vez somos más inconscientes de que hay un momento para cada cosa y una cosa para cada momento. Ahora ya no hay tiempo de nacer ni tiempo de morir, lo primero depende del progenitor A o del progenitor B, papá y mamá pasaron a la historia. En el supuesto caso de que te dejen nacer no está clara tu identidad sexual, tus órganos genitales no sirven para nada, todo depende de si te sientes niño o niña o todo lo contrario, vamos lo que se dice un mundo de emociones. En cuanto a lo de morir, eso con la nueva ley de eutanasia y suicidio colectivo, ya te puedes morir cuando tú decidas o lo decidan, los cuidados paliativos los dejamos para más tarde.

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