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¿Complejo hospitalario?

Lunes, 14 de diciembre 2020, 04:00

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Suena contradictorio que algo complejo pueda ser hospitalario. Curiosamente Salamanca ha sido un referente en materia de galenos, la facultad de medicina parió mucha y muy buena gente, profesionales de renombre y prestigio ganado a pulso o más bien a golpe de codo y de esfuerzo. Es evidente que la acepción del término complejo es la que corresponde a complejo como “que se compone de elementos diversos” y no a la acepción de complejo como “complicado o enmarañado”. Bien es verdad que en estos momentos la realidad vivida por el complejo hospitalario de Salamanca puede llevar a la duda. Dicen que “jaula nueva pájaro muerto”, espero que no suceda así con el nuevo hospital, tan moderno como deseado, aunque me da la sensación que la jaula es muy bonita pero los pájaros han volado o se lo están pensando. No es de recibo que quienes dan prestigio a la medicina en Salamanca no sean valorados ni tenidos en cuenta. No es de recibo que quienes pueden ser la esperanza, el prestigio y el futuro de la medicina en Salamanca se vean obligados a encontrar el reconocimiento en otro lugar. No es de recibo la agonía del complejo hospitalario de Salamanca, no es de recibo volvernos locos con el envase y olvidarnos del contenido ¿De verdad vamos a quedarnos, “como las vacas al tren”, o como jubilados en la obra viendo cómo desaparece ante nuestros ojos parte de nuestra historia? Y lo que es peor, si Dios no lo remedia y alguien no pone cabeza, dejaremos de hacer historia para pasar a ser historia. ¿Sumaremos una pérdida más a tantas otras ya vividas y de las que no quiero ni acordarme? No está Salamanca para más pérdidas. No se trata de echar culpas a nadie ni balones fuera, más bien se trata de buscar fuerzas vivas que se preocupen y crean en una Salamanca de prestigio en todo lo que se pueda, también en medicina. ¿Tal vez quede alguien en el mundo de la política dispuesto a ello?

¿No tenemos ningún político que barra por una vez para casa, pero no para la suya únicamente? ¿Y en nuestra vieja, que no caduca, Universidad no hay cabezas pensantes dispuestas a romperse la mollera por el bien común? ¿Preferimos continuar revolcándonos en la queja y el lamento, llorando como las plañideras la pérdida y sin mover un dedo ni aportar una idea o una propuesta? ¿Hasta cuándo las endogámicas, tóxicas y asfixiantes relaciones que conllevan decisiones inadecuadas? Esas mismas que provocan nombramientos y cargos más dedocráticos que democráticos. En fin, confiemos que Aesclepio, Esculapio o el mismísimo Imhotep medien para que la cordura se imponga y tengamos un auténtico complejo hospitalario, con el envase y el contenido a la altura de nuestra culta y limpia Salamanca.

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