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Aquí pitan, en otros sitios golpean

Julián Ballestero

Miércoles, 9 de enero 2019, 10:45

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Banderas de España, gritos de "Cataluña es España" y pitos a sor Lucía Caram en el pregón de Alba de Tormes. Es lo menos que podía pasar tras la provocación de un alcalde con menos tacto que un erizo. Aunque la religiosa separatista no dijera nada de sus apoyos a quienes quieren romper la nación, el medio es el mensaje, y el mero hecho de ficharla demuestra la deriva del PSOE salmantino y de Castilla y León, cuyos dirigentes acudieron ayer a respaldar al ´iluminado´ Jesús Blázquez.La próxima vez nos traerán directamente a Arturo Más, el amado de la monja, para que nos ilustre sobre las bondades de una España sin Cataluña, en la que los españoles nos quedaremos con los recuerdos del franquismo mientras ellos disfrutan de las mieles del paraíso del trinque.Mas dijo en el homenaje a Companys que ve la muy alargada sombra del dictador tras la decisión de los jueces (catalanes, por cierto) de procesarle por saltarse la ley con premeditación y alevosía al convocar un referéndum secesionista. Lo cierto es que, mientras a Companys lo fusilaba Franco, los Mas y los Pujol vivían muy bien con el dictador. Hablaban catalán en la intimidad y robaban en la intimidad, con la aquiescencia del régimen. Quizás por eso se acuerda ahora Arturo del tirano gallego, porque su familia le echa de menos. El padre de Jordi Pujol se hizo rico cambiando dinero y el suyo vendiendo ascensores durante la dictadura, y los hijos no tuvieron más que hacer palanca en las herencias para multiplicar el capital. A la monja separatista le pueden pitar quienes no están de acuerdo con su apoyo a la deriva inconstitucional de sus queridos Mas, Puigdemonte y Junqueras, pero no quiero ni pensar lo que pasaría en cualquier gran ciudad de Cataluña si llevaran a un ultranacionalista español a sermonear a los vecinos en el arranque de sus fiestas, aunque les hablase de la butifarra negra como ayer sor Lucía habló de los pucheros teresianos. Probablemente recibiría más palos que la pareja de guardias civiles agredidos en la noche del viernes por cincuenta abertzales descerebrados.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA

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