Todos los hombres en la vida de María Jiménez

María Jiménez nació el 3 de febrero de 1950 en el barrio de Triana de Sevilla. La artista ha fallecido en su casa, con su familia, después de una etapa en la que no se ha dejado ver mucho en público por una obstrucción intestinal que sufrió hace cuatro años. Desde los 15 años subida a un tablao sevillano, María Jiménez llegó a ser una de las artistas más reconocidas de nuestro país, pero no todo fue un camino de rosas, la tragedia y momentos difíciles con los hombres, también marcaron su vida.

Con diecisiete años tuvo una hija, María del Rocío, pero el padre que se especula que fuera un señorito andaluz, nunca quiso saber nada de ninguna de las dos. Ella sola crio a su hija con la ayuda de sus padres y se llevó la tumba la identidad del padre. La tragedia se cruzó en la vida de María cuando su hija de diecisiete años falleció en un accidente de tráfico, seguramente el momento más duro en la vida de la artista.

Otro hombre de la vida de María Jiménez fue su padre, que le reveló en su lecho de muerte que era de etnia gitana por medio de su hermana. María explico años más tarde que su padre renegó de su raza.

El gran amor de María Jiménez fue el actor Pepe Sancho, con el que tuvo una relación complicada que ella llegó a describir de la siguiente manera: «Fue un flechazo, pero después fueron veinte puñaladas». En 1980 llegó la boda con Pepe Sancho, aunque luego se casaría con él hasta dos veces más, la última, organizada en Nepal, se especula que fue una estrategia de Pepe para ganar dinero. En 1983 llegaría un nuevo hombre a su vida, el único hijo que salió de la relación con el actor, Alejandro.

En la relación con Pepe Sancho aguantó malos tratos e infidelidades para a los 50 años, tras el éxito 'La lista de la compra' con La Cabra Mecánica, encontrar las fuerzas para pasar página. Su hijo Alejandro encontró a Pepe Sancho con otra mujer en casa y eso aceleró la ruptura definitiva.

En 2009 se celebró un juicio contra Pepe Sancho por malos tratos en el que Alejandro testificó a favor de su madre, pero el delito ya había prescrito y no tuvo consecuencias legales para el actor.

No fue una vida fácil, relaciones tóxicas, tragedia y folclore acompañaron a María Jiménez a lo largo de su vida. Muy marcada por los hombres, pero también muy agradecida a su hijo Alejandro, que se convirtió en su gran apoyo en los últimos años de su vida.

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