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Ramos Marcos y Sánchez Regidor, sentados, en unas jornadas gastronómicas en Alba de Tormes. ARCHIVO
La historia desconocida de Ramos Marcos antes de un Clásico: «Hasta que no salgamos nosotros...»

La historia desconocida de Ramos Marcos antes de un Clásico: «Hasta que no salgamos nosotros...»

Carlos Sánchez Regidor recuerda las mejores anécdotas y sus virtudes como árbitro después de casi una década juntos

Alex G. Santana

Salamanca

Lunes, 20 de enero 2025, 17:41

Tras conocer el fallecimiento de Joaquín Ramos Marcos -a los 78 años, en Madrid-, ex árbitro internacional salmantino y colaborador en varios programas de televisión y radio, las personas que más trato habían tenido con él sintieron la pérdida. Y, si hay alguien que pueda hablar como testigo directo del árbitro -también como persona, porque pasaron muchas horas juntos, ese es Carlos Sánchez Regidor, colegiado salmantino que compartió experiencias con él tantos años. «Desde la temporada 1984/85 hasta la 91/92», explica. Porque trabajaron juntos en los terrenos de juego y también fuera. «Nos entendíamos con la mirada, no nos hacía falta pinganillo». Se dejaba aconsejar mucho por mí», recuerda Regidor.

Precisamente él fue uno de los principales organizadores del homenaje a Ramos Marcos con motivo de su retirada en el Gran Hotel: «Fue brutal. Acudieron unas 250 personas, con muchos árbitros, representantes del Real Madrid, Barça, Atlético...».

A la hora de explicar como era como colegiado, esto es lo que dice: «Era muy bueno. El que más me ha impresionado a nivel internacional fue Collina y en España él. Veía muy bien el fútbol y por el rabillo del ojo sabía si ha sido penalti o no. Aparentaba una tranquilidad pasmosa». A este respecto, recuerda una anécdota en un Barça-Real Madrid en el Camp Nou: «Quedaban cinco minutos para empezar y el delegado del Barcelona, Rodolfo Peris, le ve y le dice: no me jodas, que no tienes los cordones de las botas. Yo estaba de los nervios y él: tranquilos, que el partido no empieza hasta que nosotros no salgamos. Y el delegado poniéndole los cordones de una bota y yo de la otra». Y otra en un Barça-Atlético: «Yo le solía decir: Joaquín, ¿quieres que saque unas tarjetas por si acaso? Me respondió: qué cojones de tarjetas. Y durante el partido fue a sacarle una amarilla a Calderé y no la tenía. Me viene: ¿No las tendrás? Y le respondí: si me dijiste que no. Tuvo que ir el delegado a buscarlas al vestuario y cuando le hicieron la entrevista respondió que se le habían caído al subir las escaleras».

Sánchez Regidor sigue hablando de sus virtudes como colegiado: «Su colocación y personalidad. Era un tío que imponía. Ahora no se lleva eso pero me decía: si un jugador te dice algo le contestas, no levantes el banderín para expulsarlo. Por ejemplo un día Juanito le echó al público encima y le pegó unos gritos... Pero era uno de los árbitros que sacaba menos tarjetas rojas».

Y llega en este punto «otra anécdota muy buena: un Athletic-Real Madrid de la Quinta del Buitre. Unos días antes Clemente, había dicho en la prensa que Joaquín era muy blanco, que no se qué... Habían matado a unos policías nacionales unos días antes, pero allí no se hacían minutos de silencio por nadie. Al salir al campo vimos que no nos habíamos puesto el brazalete blanco y nos pusimos cinta aislante, fuimos los únicos. José María García, que otras veces le ponía verde, dijo en el programa de radio: han sido los únicos tres hombres de bien en ese partido. Le puso por las nubes y a partir de ahí tuvieron un acercamiento. Por cierto, el Athletic ganó 1-0».

Esa historia tiene que ver porque a Ramos Marcos le pusieron fama de madridista y Sánchez Regidor explica de dónde vino aquello: «Resulta que un día llevaba la ropa de la Federación y el escudo, un poco dado la vuelta, se parecía al del Madrid y alguien le vio en un bar y por eso fue«.

Entre sus mejores recuerdos junto a él, un Trofeo Santiago Bernabéu contra el Milan de Sacchi, Van Basten, Baresi..., otro contra el Bayern que fue la presentación de Maceda, Gordillo y Hugo Sánchez, o un Italia-Chipre en Foggia: «Era de clasificación para la Eurocopa y mi primer o segundo partido en el extranjero. En aquellos tiempos, además de los himnos de los países que jugaban también se interpretaba el de los árbitros y fue muy especial».

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