Brillante primer triunfo de Unionistas en el Reina Sofía (3-2)

El fundido a negro que vino tras el doble zarpazo de agua de media tarde le permitió al Reina Sofía enseñar el músculo visual ganado a base de bien nada más abrir sus puertas. No tuvo que esperar a que a las 21:30 fuera noche cerrada para hacerlo. La fuerza del led le ha cambiado la cara al campo; que no parece el mismo. La sectorización de las cuatro gradas, también. Y todo junto hace de la caldera del barrio de La Vega un recinto más ardiente, si es que se podía. El rugido del averno que provocó el pitido inicial fue descomunal. Como las onomatopeyas encadenadas en los arreones iniciales del equipo de Llácer, que de partida se mostró igual de hambriento que en Las Llanas en el estreno de la nueva temporada. Bramido dentro del campo, como respuesta al rugido que le regalaba la grada. Acción, reacción, se llama.

Con todo el campo en llamas, Rabadán, pero sobre todo Pau Martínez pudieron adelantar a Unionistas en dos acciones relampagueantes. El Bilbao Athletic se salvó de milagro en ambas, tomó aire y empezó a apagar el incendio trenzando fútbol con contundencia. Desde la defensa hasta finalizar la acción. Nada de zarpazos de cacharro. Unionistas no vio venir el cambio de escenario del encuentro y lo pagó carísimo. El ímpetu de robar arriba pilló a contrapié a Vergés, que para cuando quiso girarse ya tenía a Ibon Sánchez pisando el área y descerrajando la puerta de Iván Martínez, después de haber hecho lo propio con Baz y Ramiro. Fue un golazo.

El jarro de agua fría del tanto en contra coincidió con el primero minuto 23 de la temporada y eso como que dulcificó el tortazo. Unionistas se limpió el polvo y volvió tratar de galopar por banda como lo había hecho al inicio del partido. Y por ahí le volvió a coger estupendamente el ritmo a un choque que empató en cuanto fue capaz de desenredar un centro al área en condiciones Iván Moreno. Pau Martínez, que juega con los defensas como le da la real gana, apareció solo en la frontal del área pequeña para devolver las tablas en el momento justo, a falta de 10 minutos para que se llegara al descanso. Esto es, con tiempo como para poder voltear el resultado. Y por empeño no quedó. Tampoco, aunque en menor medida, por ocasiones. Fue especialmente clara la última acción de pizarra con el tiempo ya cumplido, en la que Imano Baz se anticipó a la defensa rojiblanca, hizo levantar a todo el mundo en el estadio para que finalmente su frentazo se marchara lamiendo el poste izquierdo de Gastesi.

Las dudas de cómo le sentaría el entretiempo a Unionistas quedaron despejadas rápido. El equipo de Llácer volvió de la caseta carburando a esa velocidad plus que tan difícil de frenar se está demostrando para los rivales cuando es capaz de llevar el balón a la banda. Por ahí llegó un aviso primero de Iñaki y luego un asedio sin contemplaciones en torno a la hora de partido que fue suficiente para sentenciar el choque, primero con un con cabezazo tan elegante como poco inesperado de Carlos de la Nava a la salida de cuarto córner lanzado por el conjunto blanquinegro; y después Ebro en propia puerta tras otra acción desatada por banda derecha.

Con el resultado tan de cara Unionistas pegó un frenazo tanto en lo futbolístico como en lo físico que le sirvió al Bilbao Athletic para recortar distancia. Y nada más. Unionistas sumó con brillo su primer triunfo del curso.

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