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A Martín Galván (Acapulco de Juárez, 31 años y jugador del Salamanca UDS) pensar en la Navidad le cambia la cara. «Estando fuera de mi país es muy diferente, tratamos de adaptarnos como se puede, trato de juntarme con personas que están de este lado del charco... Es una época del año un poco complicada porque no veo a mi familia y eso te provoca sentimientos encontrados...», dice de primeras el jugador albinegro, que enseguida se recompone al pensar en las videollamadas para desear felices fiestas tanto a sus padres como a sus dos hermanas; y, sobre todo, en que esta Navidad, por segundo año consecutivo, la podrá pasar con sus hijos Florencia (10 años) y Marcelo (2), algo que no fue así en sus dos etapas anteriores en el club blanquinegro, donde tampoco pudo volver a casa.
«Mis niños me dan la vida, te dan esa ilusión que por lo que comentaba nos puede faltar a mi esposa y a mí. Ahora mismo nos tienen locos con Santa Claus al que desde que estamos aquí llamamos Papa Noel, pero es la misma persona. Sobre todo es con la niña, que es más mayor y ya empieza a pedir en la carta que si desea ropa aesthetic...». Se le salta una gran carcajada al desvelar el secreto mejor guardado de Florencia. «Mi mejor regalo de Navidad también llegó con esa edad», se confiesa acto seguido buscando empatizar con su pequeña, «y fue una equipación que tenía muchas ganas de tener de Cruz Azul, que era mi club desde pequeñito y con el que cinco años después logré debutar en la máxima categoría del fútbol de México. Fue algo que no se me olvidará en la vida». «Ahora que lo he recordado, tengo que decir que gracias a Dios tuve una muy buena infancia y Navidad», rememora.
Más allá de la carta de sus pequeños, los regalos y la videollamada a casa salvando los 9.126 kilómetros de distancia, Martín Galván tiene grabado a fuego otro momento navideño: la cena. Que este año compartirá con su compañero de vestuario Gustavo, su mujer y su hijo. «Están en la misma situación que nosotros y nos tenemos que apoyar». «El menú lo tenemos más que decidido ya, y también el de la comida, que será un recalentado, que estaremos cansados [ríe a carcajadas], y va a ser mexicano: su mujer, que vive en México, ha traído todo para hacer pozole —una especie de sopa cuyo ingrediente principal es el maíz y que suma verduras y carnes—, mientras que yo voy a hacer pasta», asegura el jugador del Salamanca UDS, que con todo y con eso echará de menos la «mano para cocinar» de su familia materna: «Cocinan muy, muy rico. Y suelen hacer los platos tradicionales del estado del que somos, que es Guerrero».
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