Las legislaturas de sueños y pesadillas en el Unionistas y el Salamanca

A última hora de la tarde del 23 de junio de 2018 Razvan marcaba de penalti un gol que valía el ascenso a Segunda B. Las Pistas enfervorecidas festejaban el hito, mientras que en menos de 24 horas, el Salamanca también se subía al tren de la tercera categoría nacional con un triunfo en San Lázaro ante el Compostela gracias a un tanto histórico de Garban. Los dos equipos de la capital partían de cero en Segunda B, pero los caminos que siguieron fueron bien distintos. En la 2018-2019, el primer curso en 2ª B de los dos equipos, la fiebre por el fútbol regresó a la capital y el Salamanca doblaba en seguidores con carné al Unionistas. Los del Helmántico tuvieron 5.700 abonados mientras que el Unionistas cerró el curso con 2.800 socios. El Salamanca empezó fuerte el verano con la contratación de José María Movilla como director general del club, el mismo que configuró una plantilla con una fuerte inversión económica. El Unionistas elevaba su presupuesto, pero con el freno de mano puesto en la contención del gasto. El resultado deportivo fue totalmente distintito. El Unionistas acabó el curso noveno, salvado sin grandes apuros, y el Salamanca tenía que conseguir la permanencia en la última jornada en Vigo ante el Celta B.

En el segundo curso en Segunda B, en la 2019-2020, la pandemia del coronavirus paralizó todo cuando el Unionistas estaba en puestos de playout de descenso a Tercera y el Salamanca estaba tres puntos por encima de los de Las Pistas por aquel entonces. Tras la llegada del virus, el Unionistas puso la directa de forma ascendente y el Salamanca aceleraba hacia los infiernos. En un sistema de competición novedoso para determinar en qué categorías se jugaría el siguiente curso con la remodelación de las competiciones de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), el Unionistas rozó el ascenso al playoff de ascenso a Segunda División y certificó su presencia en la nueva Primera RFEF. Ya en el Reina Sofía se aseguraban seguir en el tercer escalón del fútbol nacional, mientras que veían cómo sus vecinos del Helmántico acababan en Segunda RFEF, cuarta categoría.

Este curso 2021-2022 recién finalizado ha supuesto ya distancia definitiva de los dos proyectos que en junio de 2018 no paraban de soñar con cotas más altas. El Unionistas, además de consolidarse en la Primera RFEF, volvió a acariciar con los dedos el playoff de ascenso a Segunda División, mientras que el Salamanca certificaba su descenso a los infiernos de Tercera RFEF, la quinta categoría nacional. Además, en lo social se ha dado la vuelta a aquella tortilla de la 2018-2019. El Salamanca ha tenido unos 2.000 espectadores de media en la temporada y el Unionistas cerró el año con entradas de más de 4.500 personas en el Reina Sofía. Una legislatura bien distinta para ambos.