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Domingo, 27 de diciembre 2020, 10:08
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Delegación de Caza de Salamanca
Quién se iba a pensar hace un año a lo que íbamos a tener que hacerle frente... Y aunque hayamos entrado en una falsa normalidad, aún nos quedan malos tragos por pasar. Pero centrémonos en cómo el virus ha afectado a nuestro deporte.
La temporada comenzó muy tarde. Los amantes de los recechos vieron cómo la primavera se esfumó. Corrían tiempos de la famosa desescalada. Si bien la incertidumbre en estos momentos era alta, no era menos obvio que los riesgos sanitarios que la práctica de la caza podría entrañar a la población eran mínimos. A todos se nos hizo dura esa espera, más a sabiendas de los agravios comparativos respecto a otras actividades permitidas antes de la Fase 2. No obstante, el colectivo respetó, y cumplió. Como siempre. Es lo que tiene ser una de las actividades más reguladas y que más tiene que pagar por poder practicarse.
Con el verano llegaría la media veda, año muy discreto en términos generales, especialmente con las migratorias. Acto seguido, comenzarían las monterías con múltiples dudas acerca de su viabilidad debido al COVID. No obstante, el colectivo reaccionó bien, con planes y directrices bien definidas. Esto posibilitó que las monterías fueran actos seguros. Se demostró que la caza, incluso las modalidades colectivas, son seguras. Afortunadamente, a día de hoy, parece ser que la temporada cinegética se va a completar sin mayor problemática que la derivada de las medidas higiénicas y sanitarias.
Ante esto, parece evidente que no exista pretexto para que el COVID detenga la caza en años futuros. No obstante, se avecinan cambios normativos. Se espera que en 2021 se apruebe la futura Ley de Caza, que pasará a estar enmascarada bajo el pseudónimo de “Ley de gestión sostenible de los recursos cinegéticos de Castilla y León”. Ya hablaremos en detalle de los principales cambios que se avecinan. No obstante, quiero resaltar, a mi juicio, la relevancia que tiene la eliminación de la palabra “caza” del título de la ley que la va a regular. ¿Mediante qué acción sino van a pretender que se regulen estos “recursos cinegéticos”? Amigos, ¡hablemos claro! Suficientemente empachados estamos ya de “carteristas conceptuales”. Porque a la caza, no se la puede, ni se podrá, descafeinar, edulcurar o enmascarar para vendérsela a los lobbies que todos ya conocemos. Porque la caza, es cazar. Y el cazar, es de verdad. Siempre lo ha sido, y así seguirá. Es intrínseco al ser humano. A la caza, ni el COVID ha podido parar.
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