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J. García
Salamanca
Martes, 26 de noviembre 2024, 13:21
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Lo común en el mundo del fútbol es aplaudir a los vencedores, pero no solo ellos son los ganadores en un partido, también, aquellos que pese a perder o no lograr los mejores resultados cada semana tienen el mérito de levantarse y seguir. Al final el fútbol es la cosa más importante entre las cosas menos importantes, y en la mayoría de casos los que aprenden a perder disfrutan más de este maravilloso deporte. Todo ello se incremente en una etapa tan bella como es el fútbol base dónde los más pequeños se encuentran en formación. Y uno de esos casos, es la portera del Ribert D alevín, Vega Hernández Montejo que ha encajado más de 100 goles.
Por muchos tantos en contra, su inocente sonrisa y su ímpetu por sobreponerse muy difícilmente se apaga, y jugadores como ella son los verdaderos ganadores en el fútbol base. «Llegué al Ribert con 6 años, y después del primer entrenamiento sabía que quería jugar de portera, llegué a casa y le pedí a mi padre unos guantes», explica Vega Hernández, unos minutos antes de volver a competir junto a sus compañeros después de enfermar el último día de partido. Sin embargo, antes de volver al vestuario para vestirse de corto, la portera de 10 años es clara: «La verdad que quise ser portera porque no quería correr», zanja con una carcajada. Aunque su equipo sea el más goleado de la base, club, entrenadores y padres no rehúyen a la hora de poner un punto de cordura. «Los niños al final llevan mejor los resultados que nosotros (padres). Ellos son conscientes que están aquí para aprender y disfrutar, pero eso no quiere decir que no se esfuercen», cuenta un progenitor de uno de los jóvenes del equipo, que añade lo siguiente: «Con Gene, Chapi y Blanca estamos encantados porque los forman en fútbol, pero igual o mejor como personas».
La mentalidad ganadora que resumen a Vega Hernández tiene nombre, y son los de Gene (su entrenador), Chapi y Blanca (ayudantes). «Aunque las cifras estén ahí, los niños no pierden la sonrisa. La prueba esta que a entrenar vienen todos, y desean que llegue el fin de semana para jugar el partido», expresa Gene, técnico del Ribert. A la hora de hablar de Vega, los tres esbozan una sonrisa porque es «es una niña que con cada gol en contra sufre porque la profesión va por dentro, pero, al segundo se levanta y anima ella al resto de compañeros». Asimismo, los excelentes formadores del Ribert explican la idea que han inculcado en el equipo. «Siempre les hemos dicho que los goles los encajamos todos como equipo», acuñan.
Detrás del enrejado de El Zurguén, José Manuel Hernández disfruta de los partidos de su hija, aunque, sigue preguntándose de dónde le habrá nacido ese amor por el fútbol. «A mí me gusta el fútbol, pero no tengo ese entusiasmo, sin embargo, a ella le encanta. Siempre que puede se escapa con su tío a ver partidos de los equipos salmantinos y pese a tener prohibido jugar con balones en casa, ella juega hasta con un globo», concluye el padre de una guardameta que los goles no le borrarán su gran sonrisa.
Vega Hernández no solo disfruta del fútbol dentro de los terrenos de juego, también, «siempre que puede» la joven portera se escapa con su tío para disfrutar de los partidos en casa de los conjuntos salmantinos. En uno de ellos se encuentra un buen amigo suyo, el lateral zurdo del CD Guijuelo Álvaro Coque. «Vega y yo nos conocemos muy bien. Siempre le envío ánimos porque no pasa nada por perder, empatar o ganar en esas categorías», comenta el jugador del cuadro chacinero.
La joven guardameta es socia del Salamanca UDS y del Guijuelo, y desde hace algunos años no se pierde un partido en el Luis Ramos o, en el estadio Helmántico. «Lo importante es disfrutar y aprender con los compañeros y estoy convencido que Vega lo hace. Desde aquí, mandarle muchos besos, es una crack».
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