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La oleada de violencia que sacudió el fútbol base en Salamanca tras la jornada de reflexión del colectivo arbitral charro ha hecho pensar a los clubes y son varios los que formulan opciones para hacer entender a sus padres que al igual que sus hijos, también los árbitros se están formando.
Es por ello que este fin de semana, el Atlético Femenino Ciudad de Salamanca ha querido comenzar con una iniciativa para poner en valor la valentía del colectivo, y solidarizarse con los mismos. «En mi caso, he arbitrado durante 14 años y leer todo lo que sufren últimamente muchos niños que su sueño es el arbitraje, te molesta y mucho», inicia David de la Iglesia, coordinador del club femenino. Para De la Iglesia, atrás quedan esos años donde los árbitros salían escoltados de los terrenos de juego y el insulto estaba a la orden del día, aunque, después de lo superado parece que algunos siguen enfrascados en el pasado. «Hace justo una semana pasé por la Federación. Para mí estos problemas se habían acabado ya hace tiempo, pero visto lo visto algunos no aprenden», expresa el coordinador. «Desde el colectivo arbitral entiendo además que poco pueden hacer, salvo una jornada de reflexión. Por ello, los clubes debemos echar un cable a los colegiados, sea como sea». Y esa ayuda se vio traducida en una medida que, a partir de ahora, se repetirá al término de sus encuentros.
«Decidimos primero hablar con todos los padres, explicarles la situación que estaba pasando con el colectivo arbitral y propusimos realizar un pasillo al finalizar los partidos como apoyo a los árbitros», cuenta De la Iglesia. Y la respuesta de los progenitores no pudo ser mejor ya que «los padres que van a disfrutar del partido también están en contra de que sus hijas escuchen ciertas cosas». El Atlético Femenino Ciudad de Salamanca entiende que «hemos llegado a un extremo de competitividad en niños y niñas de 13 años o de 14 años que no es ni medio normal». Tras la consecución de su partido este pasado fin de semana contra el Sporting Carbajosa en el Ángel Pérez Huerta, y pese a perder su compromiso, las jugadoras del cuadro charro realizaban un pasillo a la colegiala del encuentro. «La idea es hacerlo todos los fines de semana, cada vez que jugamos en casa. Es muy fácil hacer un pasillo cuando ganas, pero hay que hacerlo cuando se pierde. Hay que aprender que en estas edades la culpa de perder un partido es únicamente nuestra», zanja el coordinador.
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