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Silvia Domínguez sobre el parqué de Wurzburg. LAYA
Silvia Domínguez: «Sé que cada día está más cerca la retirada; quiero tomar la decisión en el momento correcto»

Silvia Domínguez: «Sé que cada día está más cerca la retirada; quiero tomar la decisión en el momento correcto»

La capitana de Avenida valora su momento y el del equipo después de unos meses «complicados»

Alex G. Santana

Salamanca

Jueves, 2 de enero 2025, 06:45

Silvia Domínguez (Montgat, Barcelona, 31 de enero de 1987) es una leyenda en el Perfumerías Avenida. Cerca de llegar a los 700 partidos, reconoce que cada vez ve más cerca la retirada, pero que no ha llegado el momento de tomar esa decisión. Mientras tanto, se ve bien a ella misma y al equipo y espera que puedan volver a disputar las finales, «algo que hay que valorar porque no es fácil».

Vamos a empezar por el aspecto colectivo, que es al que siempre le ha dado una mayor importancia. El equipo comenzó con dudas, pero ahora sí es reconocible.

—Sí. Hubo un punto de inflexión, o al menos así lo siento yo, con el partido en Valencia. Antes también habíamos tenido algún buen partido, como el de Estudiantes, pero había sido un poco una montaña rusa, con días buenos y otros no tan buenos. Creo que ganar al que supuestamente es el rival a batir o el que tiene todas las papeletas para ganar los títulos a nivel nacional o incluso europeo nos dio esa motivación y asentó un poquito más algunos roles. A partir de ahí hemos perdido a tres jugadoras en dos o tres semanas, que no es agradable para la dinámica del día a día y se hace complicado. Pero aún así el equipo ha respondido. En la Euroliga nos gustaría estar mejor, pero es positivo que hayamos sabido sufrir y seguir luchando para estar donde queremos.

¿Llegan al 2025 como querían?

—Por momentos sí, pero también con esa sensación de que estamos nueve jugadoras y nos espera un mes de enero muy complicado. Estamos todas cruzando los dedos para no tener problemas físicos que nos puedan dificultar la progresión que llevamos.

Parece que costó la adaptación con varios cambios y la llegada de Anna Montañana al banquillo. ¿Pensaban que era cuestión de tiempo?

—Sí, y ella así nos lo decía. Que también en los equipos en los que había estado llegaba un momento en el que había un click. Quizá este año ha costado un poquito más llegar a ese punto, pero cuando estás en un equipo como este, que juega doble competición y con objetivos grandes, notas también la presión del público de querer resultados ya, y hay momentos en los que se pasa mal. Creo que estamos en la línea que queremos, aunque en ahora en un punto de supervivencia, pero como decía antes, creo que llevamos una dinámica positiva.

Una curiosidad: ¿Cómo es tener de entrenadora a una excompañera?

—No la veo como Anna la jugadora. Sí que se asemeja a nivel de carácter, de intensidad... ahora como entrenadora a antes como jugadora. La veo totalmente como entrenadora y aparto esa mirada que tenía cuando era mi compañera de equipo porque ella también transmite esa diferenciación. Lo tengo muy asimilado.

Están con opciones de luchar por los títulos nacionales pero hablaba antes de Valencia. ¿Pueden plantarle casa?

—Creo que sí y para eso estamos trabajando. Pero es verdad que su plantilla es la que es. Eso no te hace ganar nada porque hay que hacerlo en la cancha como hemos visto millones de veces, pero acaban de incorporar a Leo Fiebich que es una jugadora muy importante. A ver cómo afecta eso a su roster, pero evidentemente tienen muchísimas armas.

Avenida lleva dos temporadas en blanco. ¿Es difícil acostumbrarse a eso en un club que ganaba tanto?

—Es complicado y duro, pero miras otras ligas, la NBA, la ACB, el fútbol... y ¿cuántos equipos con presupuestos u objetivos de ganar lo logran?. Porque al final sólo gana uno. Cada vez tenemos más rivales que se refuerzan muy bien, con muy buenas estructuras, y es más difícil estar ahí. Perfumerías Avenida tuvo unos años que dominaba todo y ahora hay muchos rivales que están a ese nivel o por encima.

¿Qué le dice a la gente que no valora estar en las finales y sólo quiere los títulos?

—A los que les sabe a poco les diría que valoren la historia, de cuántos equipos son capaces de estar durante tantos años en esa posición, jugando finales y luchando por los títulos. Porque no salen tantos, esa es la realidad, y creo que hay que valorar las cosas en su justa medida. A todo el mundo nos gusta ganar, queremos colgarnos la medalla y levantar la copa, pero el camino para llegar a eso no siempre es tan fácil y estos años estamos encontrando muchas más dificultades.

Muchos decían que cuando Avenida no ganara iba a perder a buena parte de su afición y está siendo al revés.

—Sí, y se agradece muchísimo. La respuesta de la gente en la campaña de abonos y ver día como el de Ensino con tantos niños y familias que se acercan.... Eso facilita el éxito en el futuro con las generaciones jóvenes que quieren estar aquí presentes y seguir el baloncesto femenino de esta ciudad. Es muy importante la masa social que hay en Salamanca, que sigue la historia de Avenida y que quiere seguir estando muchos años.

Pasemos a lo personal. ¿Cómo se está encontrando?

—Bien. Después de una temporada muy dura para mí, con las lesiones musculares y el verano, que también fue muy duro a nivel mental, el hecho de venir aquí y querer demostrar, a mí la primera, que todavía me queda baloncesto dentro y que puedo aportar cosas... En pretemporada fue duro empezar de cero, pero me estoy encontrando muy bien físicamente dentro de lo que es tener 37 años. Siento en el día a día que mi trabajo sigue estando, que sigo aportando cosas al equipo y que me sigue apasionando esto. Creo que eso es lo más importante para poder seguir teniendo esa cosa dentro que te hace seguir jugando al baloncesto.

Lleva varios partidos a un nivel alto. Supongo que está satisfecha.

—También lo siento así. El inicio fue un poco complicado con tres jugadoras en la misma posición y unas rotaciones en las que entras en pista, luego estás muchos minutos fuera... Hay un factor también mental porque sabes que a lo mejor juegas 5 minutos y después estarás 15 o 20 en el banquillo y es difícil volver a ese nivel. Pero en el día a día sigues trabajando e intentando mejorar para, cuando llegue el momento, estar preparada. Desafortunadamente para Iyana llegó el momento de su lesión y eso me dio más oportunidades y coger esa confianza.

¿Fue complicado no poder despedirse de la selección como le hubiera gustado?

—Evidentemente, no hay nada escrito sobre cómo tienen que ser las cosas. Fue un momento duro y complicado, sobre todo por la trayectoria que tenía. No estaba escrito que Silvia fuera a jugar esos Juegos Olímpicos, pero fueron otras pequeñas cosas las que me dolieron más y quizá no tanto el hecho de no estar en esos Juegos. Es una página pasada, que ha costado a nivel mental, pero estoy en Salamanca y en Perfumerías Avenida, que es donde soy muy feliz jugando al baloncesto, y ojalá me dure.

Está viviendo de cerca la aparición de Iyana Martín. ¿Qué me dice de ella?

—Tiene un talento innato y algo diferente. También me motiva estar aquí para ayudarla como hice con Xargay o Cazorla. Intento ayudarla a entender el baloncesto, no desde mi perspectiva, sino con cosas que yo he aprendido con el tiempo. Sobre todo en los entrenamientos, con cosas que no se ven para que luego en el partido le pueda servir o le sea más fácil leer situaciones de juego. Me recuerda un poco a mí en su desparpajo y en echarle cara, le da igual a quién tenga delante.

Ella siempre ha hablado maravillas de usted.

—Agradezco que valore el día a día y el poder estar creciendo un poco con mi ayuda. Son pinceladas, porque el talento lo tiene y donde ella llegue será por su trabajo. Todo lo que pueda aportar a ese despegue será mejor para ella y para el equipo.

Si la temporada va bien llegará a 700 partidos en Avenida. ¿También le impresiona la cifra?

—Sí. Cuando fueron 600 pensaba: madre mía. Siempre digo que es una relación de amor que hemos tenido Perfumerías Avenida y SIlvia Domínguez, con unos lazos que nos han atado para tener esta relación, como se dice en inglés de win-win. Ambas partes nos hemos dado mucho y eso siempre va a estar ahí, sean 600, 700 o los que sean.

¿Y después? ¿Habrá más?

—Evidentemente sé que cada vez está más cerca mi retirada y que es una decisión que no puedo tomar ahora mismo, porque hay días o momentos más complicados en los que puedo pensar que esta será la última temporada, y hay otros en los que me siento bien y pienso: escucharé si quieren que siga. Quiero ser justa conmigo misma y tomar la decisión en el momento correcto y con el tiempo adecuado, y no con esta vorágine de partidos. Veremos... Pero sí se que al final voy a estar atada de alguna manera a esta ciudad, sea para seguir jugando al baloncesto o no. Voy a estar aquí y ojalá pueda de alguna manera seguir ligada al deporte y en Salamanca.

¿La retirada será en Avenida?

—Desde luego que me gustaría que el final de mi carrera fuera aquí, en Perfumerías Avenida. No veo otra opción ni me gustaría vestir otra camiseta, y haré lo posible para que así sea. Quizá si tiene que acabar antes pero con esta camiseta será así porque es lo que siento de corazón.

¿Y levantando un título?

—Eso sería rematar la trayectoria, pero no quiero ponerme esa presión porque no sería justo el decir: si levanto un título me retiro porque es cerrar el círculo de la mejor manera, y tampoco sería justo no ganar y forzar ese momento, No quiero darle tanto valor a ese título sino al viaje, como dice mucha gente.

Tendrá su camiseta colgada, se habla de ponerle su nombre al pabellón... ¿Cómo le gustaría ser recordada en Salamanca?

—Como esa jugadora que dio todo por esta camiseta y que lucho por hacer que el club fuera mejor. Y sobre todo me gustaría que me recordaran por la persona que he sido, con mis cosas buenas y seguro que alguna no tan buena... Pero desde luego que siempre he intentado ser un ejemplo, ser muy profesional, y estar disponible para todo el mundo en esta ciudad, y también por hacer que se valore el baloncesto femenino como se merece.

Ha sido hasta pregonera. ¿Qué es Salamanca para usted?

—Estas Navidades cuando he estado en mi pueblo la gente decía: qué fuerte que has dado el pregón en Salamanca, que no lo he llegado a ser nunca allí, y me lo propusieron en una ciudad en la que soy como hija adoptiva. Creo que eso da mucho valor a mi figura aquí, a los lazos que tengo con Salamanca y con el club. Estoy súper agradecida de haber podido tener esa oportunidad y lo disfruté muchísimo.

«Que mi hijo vea que juego al baloncesto profesional es uno de mis mayores logros»

¿Piensa mucho en lo que vendrá después del baloncesto?

—Cada vez más, pero tampoco quiero que me atormente. Tampoco lo tengo muy claro porque por un lado pienso que llevo veinte años siendo profesional, sin tener fines de semana libres, no sabiendo el horario y sin poder planificar muchísimas cosas en mi vida personal. Ytambién hay una parte de Silvia que necesita tener esa vida. No sé si me tomaré un tiempo sabático o pasarán dos semanas y no seré capaz de desconectar.

Se habla mucho del profesionalismo. ¿Es verdad que están cambiando las cosas?

—Poco a poco. Las generaciones futuras se beneficiarán muchísimo más y para eso estamos luchando. Creo que los avances son significativos y es algo necesario, porque nos dedicamos a esto y le echamos muchas horas, y cuanto mejores sean las condiciones también lo serán los resultados.

Se ha formado, tiene un hijo, es profesional... ¿Se puede hacer todo a la vez?

—Es muy complicado. Siempre he dicho que el hecho de tener un hijo fue un cambio significativo en mi día a día porque cambian las prioridades. No sé si ese hecho hubiera podido alargar mi carrera, pero no lo cambio por nada del mundo, porque estar jugando a este nivel y que mi hijo pueda verlo es la mayor alegría que tengo. Él ya es consciente de cada pequeña cosa y poder jugar a baloncesto profesional y que él lo vea es uno de los mayores logros de mi vida. Le doy mucho valor a eso, a la vez que reconozco que en algunos momentos me ha hecho sufrir mucho en el día a día.

¿Cuando va a buscarle al colegio sigue siendo 'Silvia la de Avenida'?

—Sí. Aquí mucha gente me ve así y forma parte, entre comillas, del juego. Creo que también es un espejo en el que se ven esas niñas y que valoren eso o vean una jugadora de baloncesto profesional para mí es importante. Intento involucarme en muchísimas cosas fuera del baloncesto para llegar a esos niños.

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