De La Aldehuela a Luxemburgo con un Alfa Romeo 155
Alberto García, piloto del Club Automodelismo Charro, afronta una cita europea con su coche a pequeña escala
El mundo del motor engloba un abanico de categorías y modalidades, una de ellas son las competiciones de automodelismo. «Es una actividad que animo a todo el mundo a disfrutar de ella. Al final, toda la gente que viene se queda impresionado porque el automodelismo es muy similar a lo que vemos en los diferentes circuitos cada fin de semana. Todo es muy real», cuenta Alberto García, piloto de automodelismo. Las competiciones de automodelismo no dejan de ser otra cosa que carreras con monoplazas a pequeña escala cuyas carrocerías suelen ser desde coches de Fórmula 1 hasta vehículos legendarios como el Fiat 600.

«Algunos creen que son solo juguetes caros, pero están muy equivocados. Como en todo, según los neumáticos, el motor o los engranajes que uses pues tu automóvil tendrá un precio u otro. Pero, lo que la gente no sabe es que para ganar hay que marcharse las manos, y bien», explica José Martín, secretario del Club Automodelismo Charro, cuyo hogar se encuentra en La Aldehuela cada domingo por la mañana.
Con el paso de los años, el amor por las maquetas de automóviles a pequeña escala se ha ido perdiendo, aunque las competiciones siguen más vivas que nunca. «Con las consolas los jóvenes muestran menos interés en este tipo de actividades deportivas que antes tenían tantos adeptos. Pero, el que viene se acaba enganchando porque somos una familia del motor», comenta José Martín.
Y es que, una de las cosas que la gente desconoce dentro del automodelismo es que puedes recorrerte media Europa o 'cruzar el charco', como es el caso de Alberto García, quién esta misma mañana pone rumbo hasta Luxemburgo para afrontar una nueva competición. «Llevo en el mundo del automodelismo desde el año 1988, y gracias a los coches he podido competir en países como Suiza, Italia, Países Bajos o Finlandia, entre otros». La cita en suelo luxemburgués congregará a 145 pilotos, para acabar siendo en la carrera dominical tan solo once. Durante la competición, los garajes se cambian por mesas de trabajo y cada uno, «si no tiene detrás a una fábrica», se debe emplear a fondo para poner a punto su coche. A los mandos de su Alfa Romeo 155, Alberto García busca cosechar un nuevo gran papel en este GP.

«Antes los coches de competición eran más artesanales, y ahora todo ha cambiado. Nuestros coches cuentan con materiales como fibra de carbono o titanio. Son, a pequeña escala, similares a los vehículos de MotoGP o F1», menciona Alberto García. Lo único que no cambia es que para tener el mejor coche «tienes que marcharte las manos», ya que «con cada accidente te toca a ti arreglarlo. Hay talleres especializados, pero a los que nos gusta el motor, somos más de marcharnos para conseguir un coche rápido», cierra el secretario del club Automodelismo Charro.
Dentro del garaje
El precio de un monoplaza a pequeña escala oscila los 4.000 euros, «como en todo puedes encontrar réplicas más baratas». Desgranando el coche, el precio de un motor puede llegar a los 1.500 euros, aunque, donde realmente está el desembolso en el mundo del automodelismo es en los neumáticos.



En cada Gran Premio se gastan como mínimo cuatro juegos, y la pareja de neumáticos tiene un precio de 45 euros. Además, las averías pueden rondar los 400 o 500 euros.
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