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La Gaceta
Sábado, 2 de noviembre 2024, 11:06
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Es uno de los grandes símbolos de devoción, misticismo e historia de Castilla y León. Situado sobre una imponente roca a orillas del río Duero, Soria disfruta de una ermita única que, con la caída de la noche, deja una estampa espectacular y por la que se accede a través de una cueva.
El santuario, que también da nombre al patrón de la ciudad -2 de octubre-, se alza como un monumento de fe y una joya arquitectónica que ha logrado desafiar el paso del tiempo. En su origen, cuenta la leyenda que el santo ermitaño, que nació en el siglo VI, se retiró a una cueva buscando la paz y la espiritualidad, lo cual ha servido para que los sorianos lo recuerden y veneren hasta el día de hoy. Así, desde el pasado 2 de octubre -coincidiendo con la fecha patronal-, la ermita ha abierto sus puertas nuevamente tras una rehabilitación.
La ermita de San Saturio se construyó en el XVIII y para acceder a la misma, únicamente, se hace por un camino serpenteante que ofrece vistas espectaculares del Duero y de la naturaleza circundante. Sus paredes de piedra albergan frescos y obras de arte religioso que ilustran la vida y obra del santo, mientras que sus estrechas escaleras y pasajes evocan a otra época. La capilla, impregnada de un imponente silencio y solemnidad, figura como el corazón de este lugar mágico, un espacio donde los fieles y visitantes sienten la tranquilidad y profundidad espiritual que Saturio buscó en vida.
Visitar San Saturio es adentrarse en una historia viva, en un lugar donde la devoción y la naturaleza se encuentran para crear uno de los rincones más espectaculares de Soria.
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