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DE CAMPO

Esa extraña fobia a los embalses y otras cosas

Martes, 19 de noviembre 2024, 05:15

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Puede ser que uno diga que vaya con el cambio climático y otro que no se lo cree porque sequías ha habido muchas e inundaciones, más. Y que tire de recuerdos. Y entonces que advierta otro que ahora son frecuentes y más que lo serán, y le respondan que sequías seguidas ha habido y que ahí están las de 2002 y 2005.

Y el otro dirá que el frío ya no es el de antes, y que hay zonas donde nevaba y ya nada. Que el tiempo está loco. Que vaya noviembre. Y que cuidado, porque el cambio climático mata y existe un calentamiento demostrado. Y ahí se tira de científicos y el debate, salvo para unos pocos que vienen a ser también científicos, medio que se acaba. Y vuelve porque luego también es un dato que Teresa Ribera advierta de sequías cada vez más frecuentes y resulte que hay más agua embalsada en España que hace un año y que la media de los 10, aunque con excepciones en comunidades como Asturias o Cataluña. Es cierto que los cultivos andan locos porque el tiempo está ahora rarete.

Eso se entiende. Lo que no se comprende es que el mayor negacionista de los efectos del cambio climático resulte que sea el que más veces pone el cambio climático en la mesa.

Es decir, se puede entender hasta como un deber que desde el Gobierno y el Ministerio para la Transición Ecológica se insista una y otra vez en los efectos del cambio climático. En lo peligroso que es. Pero no que las medidas para reducir sus efectos sean ponernos coches eléctricos o criminalizar a agricultura y ganadería.

No se entiende decir, por una parte, que cada vez fenómenos como grandes lluvias serán más habituales, y no apostar por infraestructuras que, sin llegar al riesgo cero, porque es imposible, nos ayuden a sobrevivir. No se entiende que quien más menciona el cambio climático no apueste por la construcción de embalses, que además de la función de regulación tiene la de almacenamiento. Si las sequías serán cada vez más abundantes, no se entiende que no se recrezcan algunos para evitar que, como en Salamanca, se tengan que abrir compuertas y luego no haya agua cuando llegue la sequía.

Si será más difícil producir por el cambio climático y este tiempo tan loco, no se entiende cómo no existe una apuesta firme por el regadío y más cuando fija población en el medio rural y el Ministerio para la Transición Ecológico es también el del Reto Demográfico. También se comprende la política de mantener cubierta en los cauces, pero no hasta cuando la naturaleza decida. Y que si el cambio climático supone mayor riesgo de incendios, no se entiende que la política de limpieza de montes sea la contraria. Es algo así como decirnos «que viene, que viene» y si pasa algo, ya te lo dije.

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