Cosechón y tristes: no hay quién les entienda
Esto viene a ser que el agricultor tiene su tractor, pongamos 200.000 o más, y tiene su remolque, y su nave, y a lo mejor su tierra, pero a lo mejor, no, y paga renta. Y necesita mucha tierra para ganar dinero y mucho tractor para poder sembrarla o recogerla en los 28 días que dura la cosecha.Y su sueldo del año, que lo tiene ahora, con la cosecha. Y el año es bueno, de los mejores, pero como el precio es de los peores, la cosa se complica y mucho. A lo mejor porque tiene lo anterior, y tiene que pagar. A lo mejor porque va a esperar para ver si sube el precio, pero no sabe cuánto puede esperar. O a lo mejor porque piensa en el futuro y ve que la PAC, que es lo que le queda prácticamente este año, a lo mejor desaparece. Y si desaparece, a ver qué hace. Porque esto viene a ser que el año es excepcional, buenísimo, de los que no se ven, y el agricultor está como está, que viene a ser tristón. Le queda la satisfacción del trabajo bien hecho. Y ya. Que vino el año bien y el lo aprovechó porque sabe hacer su trabajo.Y le quedan dudas. Que si el año es como es y ocurre esto, qué habría pasado si hubiera sido normalito. Que si los partidos defienden tanto el campo y los gobiernos, cómo es posible que esté sobre la mesa la PAC, su desaparición. Que si son tan importantes para la sociedad, que cuál es la razón de tantas complicaciones.
Ahora hay una parte del campo que está triste, esa que forman los agricultores, y hay otra, que es la ganadera, que tiene por fin buen precio. Que siguen los problemas con la tuberculosis, pero se defienden los terneros incluso para cebaderos «sucios». Que no es como cuando las manifestaciones, que precios bajos y sacrificio de ganado e inmovilización de explotaciones eran la ruina.
Y como hay una parte que sí, y otra que no, lo de las tractoradas está difícil, aunque se plantearan. Y aunque no fuera así, a lo mejor no las habría porque en las últimas ya se encargó el Gobierno de que el agricultor y el ganadero tuvieran marcado el recuerdo de las multas. Y el campo ahora está triste, pero está medio en silencio. De hablar en grupos y que no se enteren, porque con la que puede venir, de lo que huyen es de inspecciones. Y están escarmentados. El agricultor y el ganadero se quejan de que las organizaciones agrarias no se movilizan, y las organizaciones agrarias, de que ellos no se manifiestan cuando les llaman a movilizarse.
Así está el campo. Como decía que lo veía el comisario de Agricultura cuando llegó. Con la burocracia excesiva. Con presión. Con precios que no suben. Con el miedo a que sin PAC, tampoco. Así sigue. Olvidado y a la espera de que se hable de él... cuando lleguen las elecciones.