«Sin el ganado no somos nada»
Son algunos de los presentes en 'Salamaq 2025' que llevan a cabo la rutina nocturna de cuidado, cariño y aprendizaje del ganado
M. B.
Salamanca
Lunes, 8 de septiembre 2025, 18:19
Cuando el ajetreo de la feria llega a su fin y los visitantes comienzan a retirarse, la verdadera labor de los jóvenes ganaderos no ha terminado. Adrián Sánchez e Izquierdo Esteban, ambos de 22 años, se encargan del cuidado del ganado con un compromiso y cariño que trascienden la rutina diaria. Entre pasillos de establos y el aroma a paja de todo un día, relatan cómo transcurre el final de su jornada en los corrales.
«Les echamos de comer, les preparamos la cama para que duerman a gusto y hacemos un poco de mantenimiento», explican mientras permanecen sentados en un cajón de aperos, al fondo del pasillo, con cara de cansados. Agua fresca, comida suficiente y limpieza son los pilares de su rutina nocturna, que se repite sin excepción antes de marcharse a casa. Cada animal recibe atención personalizada y supervisión constante, asegurándose de que todo esté en perfecto estado.
A primera hora, el ganado recibe medio caldero de comida y, por la tarde, otro. Cada caldero pesa entre 10 y 12 kilos, lo que convierte la tarea en un ejercicio físico considerable. Con 14 cabezas de charolés, la labor diaria podría parecer ardua, pero para Adrián e Izquierdo es un compromiso que va más allá del trabajo: es aprendizaje, responsabilidad y cuidado.
Más allá de la alimentación y la limpieza, los jóvenes destacan los momentos de cercanía con los animales. «Aprovecho estas horas para ver si están tranquilos, si han tenido algún problema. Siempre nos aseguramos de su bienestar. Sin ellos no somos nada», subrayan. Cada gesto, cada caricia y cada revisión minuciosa son una manera de fortalecer un vínculo que no se limita al oficio. Para ellos, «es muy importante el bienestar del animal».
Además, la rutina nocturna incluye detalles que suelen pasar desapercibidos para el público. Revisan que los bebederos estén llenos, la paja limpia y los espacios cómodos, previniendo problemas y garantizando que el ganado esté preparado para el día siguiente. La observación constante se convierte en una forma de aprendizaje práctico, donde cada movimiento del animal indica si todo está en orden.
«Aunque somos de ganaderías diferentes, nos ayudamos mucho y nos apoyamos en lo que haga falta. Esto no es solo trabajo; es compartir experiencias y disfrutar de la responsabilidad que tenemos sobre estos animales», explican con entusiasmo. Tras varias horas de dedicación, la jornada termina cerca de las 10 de la noche. Cena, ducha y descanso son imprescindibles para poder retomar a primera hora de la mañana, continuar con concursos o atender otras tareas rutinarias. Según Adrián e Izquierdo, «es el momento de más cariño hacia el animal, y también de asegurarnos de que estén bien para mañana».
Mientras tanto, la feria se despide y los corrales quedan en silencio.
«He venido desde pequeña con mi padre»
Alejandra Rodríguez es otra de las jóvenes ganaderas que está en la feria, en su caso acompañada por su padre, Vicente . Tiene 15 años y explica que está en 'Salamaq' «porque he venido desde pequeña con mi padre y el mundo del campo me gusta mucho, igual que venir aquí con las vacas».
La explotación de Alejandra está en Íñigo , y durante estos días de feria su padre y ella duermen en casa, que está a unos 45 minutos. Han traído a la feria seis animales: tres machos y tres hembras.
«No tengo claro si me dedicaré a esto, pero sí a algo relacionado con el campo», dice.
Manuel Ortega, promesa ganadera
Hijo de padre y de abuelo ganadero, Manuel apunta maneras y no se olvida ningún día de ir a 'Salamaq', con los charoleses. Hay futuro.