Explotaciones 'bajo dron'
De hasta 200 litros de fitosanitarios por hectárea a solo 20 litros. La tecnología imprescindible para la agricultura de precisión
El dron ya es un empleado más en muchas explotaciones. Son dispositivos de pequeño tamaño capaces de ejecutar labores que antes se abordaban con máquinas gigantescas, gracias a la aplicación de tecnologías que ahorran costes y reducen la huella de carbono.
Aunque la función más conocida es la de fumigar —ya que pueden transportar tanques y aplicar productos—, en grandes extensiones y en cultivos de alto valor son imprescindibles para llevar a cabo lo que se denomina agricultura de precisión. Con un dron más pequeño se mapean los terrenos, obteniendo datos que se vuelcan en el dron de mayor tamaño. «Este se pone en marcha y aplica los fitosanitarios donde realmente hace falta», explica Antonio Charlo, jefe de taller de CultivDron DJ.
Comparado con una sulfatadora normal, el gasto pasaría de 200 o 300 litros por hectárea a solo 20 litros. Los drones no solo detectan posibles plagas, también se utilizan para localizar zonas con mayor o menor humedad: «Todo con una pasada», apunta. Este campo no conoce techo por ahora, ya que a principios de año saldrá al mercado una nueva generación de drones que incrementará la capacidad de sus depósitos hasta los 100 litros.
En la ganadería también se han hecho un hueco, sobre todo para localizar reses y detectar animales enfermos mediante cámaras térmicas. Para volar estas aeronaves es imprescindible una acreditación, que en Salamanca ya poseen profesionales incluso en edad cercana a la jubilación. «Hemos tenido a personas de hasta 60 años que hoy en día vuelan sus drones como alguien mucho más joven», especifica el especialista.
Estos días, Charlo también lleva a su expositor un perro robot: «Puede pastorear, guardar ganado y detectar depredadores a muy largas distancias».