¡Atención a Bruselas hoy!
Las movilizaciones han estado protagonizadas por un «Ejército de Pancho Villa»
Esta semana acaba el primer trimestre del año, que ha estado marcado por las protestas de los agricultores y ganaderos en bastantes Estados miembros de la Unión Europea (UE). España no ha sido una excepción, aunque también es verdad que comenzaron un poco más tarde, en concreto el 30 de enero y en la vecina provincia de Zamora. Las movilizaciones en España han estado protagonizadas por lo que bien podría llamarse un «Ejército de Pancho Villa»: por un lado, las plataformas que surgieron por distintos territorios, ante la pasividad inicial de las organizaciones agrarias consideradas representativas (ASAJA, COAG y UPA), a las que se intentó deslegitimar; a continuación, estas últimas reaccionaron y convocaron luego sus propios actos de protesta; en paralelo, la Unión de Uniones, no reconocida oficialmente por el Ministerio de Luis Planas, había sido la primera en anuncian sus tractoradas a mediados de enero, pero para el 21 de febrero. Muchas de las reivindicaciones de todas ellas son comunes y entre ellas destaca la complejidad de la nueva PAC y las exigencias medioambientales del Plan Estratégico nacional impuesto en su momento por Luis Planas.
La reacción inicial de los responsables del Ministerio de Agricultura fue de desconcierto y de pasividad. El ministro tardó bastante en coger el toro por los cuernos (eso suponiendo que lo haya hecho ya) y en reunirse con los representantes de las organizaciones agrarias. En cualquier caso, lo importante a fecha de hoy es que Planas todavía no ha presentado una propuesta formal y por escrito a las organizaciones agrarias consideradas representativas y ha intentado desviar la responsabilidad a la Comisión Europea, por un lado, y a las Comunidades Autónomas, por otro. De hecho, el único papel oficial que existe hasta el momento es el que han remitido desde el Ministerio a las Consejerías de Agricultura con las modificaciones que se pretenden introducir en el Plan Estratégico de la PAC. Y siempre con la vigilancia por detrás de Teresa Ribera y su equipo del Ministerio para la Transición Ecológica.
En paralelo, en Bruselas, la Comisión Europea, presionada por las protestas registradas en Francia, Alemania, Grecia, Italia, España y la mayor parte de los Estados miembros del Este cercanos a Ucrania, decidió presentar una serie de propuestas para flexibilizar las reglas actuales de la PAC. Este paquete se va a estudiar en la reunión del Consejo de Ministros de Agricultura que se celebra hoy en la capital comunitaria. El problema radica en que los cambios también deben contar con el visto bueno del Parlamento Europeo y tan solo queda un mes para que los eurodiputados celebren su último pleno de esta legislatura y den su visto bueno a los cambios que se pretenden introducir. ¿Será posible conseguir este objetivo? Aunque la respuesta fuese positiva, queda todavía por saber lo que podrá aplicarse ya este año y lo que se quedará para los sucesivos. Es una clara situación de inseguridad jurídica. En cualquier caso, de lo que ya no cabe duda es de que la PAC que entró en vigor hace un año y casi tres meses, el 1 de enero de 2023, ha sido un conjunto de reglas muy difíciles de aplicar y que han generado un fuerte rechazo en todo el sector agrario comunitario. Por lo tanto, es una mala PAC.