La guerra oculta 80 años en una lata

En una vieja lata de película propiedad del «padre del cine científico» en España permaneció oculta durante décadas la mirada comprometida con la causa republicana de un reconocido fotoperiodista alemán, cuya maestría mereció que parte de su obra fuese declarada Memoria del Mundo por la Unesco. Perseguido por los nazis precisamente por las instantáneas que publicaba, en 1933 llegó a España huyendo de ellos. Sus disparos en primera línea de batalla, no con un arma sino con una vieja Leica, inmortalizaron escenas de un enfrentamiento fraticida entre españoles que, de no ser por él, se habrían diluido entre el recuerdo y la historia. Sin embargo, gran parte de su trabajo permaneció oculto durante más de 80 años hasta que la viuda del biólogo Guillermo Fernández Zúñiga (1909-2005) donó sus archivos a la Asociación Española de Cine Científico. Fue allí donde en 2016 se abrió la vieja lata en cuyo interior había unos 4.000 negativos. Fue Aku Estebaranz, conocedor de la obra del alemán y documentalista del fondo de Walter Reuter, quien resultó clave para determinar que, si bien el autor de 1.800 de esas fotografías sí era Zúñiga, otras 2.100 habían sido realizadas por el alemán durante la Guerra Civil española. Ahora, el Ministerio de Cultura ha firmado un convenio con los titulares de los derechos morales y patrimoniales del legado de Reuter para la cesión de copias digitales de toda su colección al Centro Documental de la Memoria Histórica, con sede en Salamanca.

Ya el 23 de mayo de 2022 el Ministerio de Cultura adquirió una primera colección de 356 negativos fotográficos en formato de 35 milímetros de Walter Reuter al galerista Federico Agustín Calabuig París para el Centro de la Memoria. Y en diciembre de 2017, se hizo con un segundo lote de 271 negativos de la misma procedencia. Estas 627 imágenes parece que inicialmente pudieron formar parte del fondo Guillermo Fernández-Zúñiga. Por otra parte, en el archivo del Partido Comunista de España continúan otros 1.300 negativos del mismo autor, según explica Estebaranz, que firma este convenio como representante de Hely Anette Reuter, hija y heredera del fotógrafo.

El objetivo del proyecto vinculado al convenio es la creación dentro del Portal de Archivos Españoles (PARES) de un micrositio web en el que se puedan visualizar todos los negativos, más de 4.000 imágenes, que fueron captadas por el alemán, al margen de la institución que las custodie. La iniciativa, desarrollada por el Centro de la Memoria y la Dirección General de Memoria Democrática, que colaboró en la digitalización y conservación de los fondos de la Fundación Guillermo Fernández-Zuñiga, comenzó en 2019 con un equipo formado por Rogelio Sánchez Verdasco, albacea de esa fundación, el historiador del arte Alfredo Moreno y el propio Aku Estebaranz.

Al servicio de la República

Nacido el 4 de enero de 1906 en el barrio berlinés de Charlottenburg, Reuter trabajó en una imprenta de la que fue despedido por denunciar la represión a los obreros en una manifestación. Tras unas pequeñas incursiones como actor, aprende a sacar fotos de manera autodidacta y empieza su trabajo como reportero, según un artículo publicado por la Embajada de Alemania en Ciudad de México. Debido a sus reportajes críticos para la prestigiosa revista obrera «Arbeiter-Illustrierte-Zeitung» la SA («División Tormenta») entró en la lista negra de los nazis.

Tras el ascenso al poder de Hitler, en 1933 se exilió a España. Un año después se estableció en Málaga, ciudad en la que, según explica Estebaranz, le sorprende el golpe de estado militar del 18 de julio de 1936. «Tras una breve etapa de miliciano decide ir a Madrid y poner su talento fotográfico al servicio del Gobierno republicano. Estuvo muy ligado a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y fue el fotógrafo del Comisariado de Propaganda, bajo las órdenes de Josep Renau y Gabriel García Maroto», explica el documentalista. «Reuter permaneció toda la contienda en España y cubrió, con su Leica, todas las principales batallas de la guerra. Además realizó numerosos reportajes, tanto para prensa como para el gobierno republicano, que le encargó sus más importantes iniciativas propagandísticas», añade.

Sus fotografías aparecieron en la prensa de la época. Tanto en Juventud, Ahora y La Hora, vinculadas a las Juventudes Socialistas Unificadas, como en Frente Rojo —diario del Partido Comunista—, La Vanguardia, ABC y las revistas Trincheras (JSU), Alianza, Ayuda (Socorro Rojo Internacional), Cazas y Mujeres. También publicó en prensa internacional como la revista francesa «Regards» junto con sus amigos Gerda Taro y Robert Capa. Reuter acude a las principales iniciativas del Ejecutivo republicano, entre las que se encuentran la Cartilla Escolar Antifascista, las Colonias Escolares e Institutos Obreros para el Ministerio de Instrucción Pública. Así, los negativos hallados en la lata hicieron posible la exposición «Letras por la libertad», inaugurada el pasado abril en la Real Casa de Correos de Valencia, con escenas nunca vistas que Reuter tomó durante el II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas para la Defensa de la Cultura, que en julio de 1937 reunió a más de un centenar de intelectuales de 28 países. Entre ellos, Antonio Machado, Jacinto Benavente, Rafael Alberti, Miguel Hernández, León Felipe y María Zambrano.

La relación del fotógrafo con el Comisariado de Propaganda le obliga a itinerar por distintas ciudades, como Málaga, Madrid, Valencia y Barcelona, desde donde se desplazaba para realizar sus reportajes. Pero con el hundimiento del frente de Cataluña y la huida de los republicanos Reuter cruzó la frontera francesa en febrero de 1939 y en su retirada perdió su archivo, explica Aku Estebaranz. El fotógrafo se exilia en México en 1942, donde continuó desarrollando una importante labor fotográfica centrada principalmente en registrar a las tribus indígenas. En ese país permaneció asentado hasta su muerte hace casi diecinueve años.

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