«Espero que descubran en Santa Teresa a una mujer radicalmente libre»
El periodista y escritor invita en 'Tras las huellas de Teresa' a recorrer el legado vivo de la Santa por España a través de sus ciudades
Relato histórico, reflexión y mirada actual se combinan en este proyecto de la Red Huellas de Santa Teresa, que acerca al lector al legado de la Santa desde su dimensión humana y universal. El libro, presentado hace un mes en la feria Intur, llegó ayer al Aula Unamuno de la Universidad, de la mano de su autor, Francisco Gómez.
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¿Recuerda cuál fue su primer acercamiento a la figura de la Santa?
—Pues es un anuncio que veía de niño en la entrada a Salamanca desde Madrid, una losa que decía: «Alba de Tormes, sepulcro de Santa Teresa». Algo tan solemne me llamó la atención, y yo les preguntaba a mis padres: «¿Quién es esa señora?». Profesionalmente me he movido siempre en una órbita muy teresiana. Es un personaje que siempre me ha apasionado.
'Tras las huellas de Teresa' propone un itinerario por las ciudades de la Red, unidas por la huella de las fundaciones de la Santa.
—El proyecto se planteó en 14 capítulos, uno por cada ciudad, con una extensión equilibrada. En lugares como Salamanca o Alba había tanto que contar que hubo que hacer una criba. Pero en otras localidades había que rebuscar más e incluso echarle imaginación.
¿Y qué ha descubierto en su viaje literario?
—Me ha sorprendido, por ejemplo, la vigencia de la devoción a Santa Teresa en lugares muy pequeños. En Malagón, tierra del Quijote, se vive por Santa Teresa hasta el punto de que contamos hasta seis estatuas de ella. El equipo de fútbol es el Atlético Teresiano, que juega de blanco, como el escapulario de color carmelita. Y la piedra donde dicen que se sentaba la Santa mientras se construía el convento se conserva como una capillita y es lugar de devoción. Hay, sobre todo, mucha huella artística que yo he disfrutado muchísimo.
Su libro refleja el gran impacto que su figura tuvo en la época.
—Los testimonios recogidos en los procesos de beatificación y canonización están absolutamente llenos de hechos no sé si sobrenaturales, pero sí de difícil explicación. Gente que jura por su vida que la vio levitar, entrar en éxtasis… Y eran tiempos en los que la gente se jugaba la vida por mentir. Creo que, se crea lo que se crea hoy, esos hechos son un muy buen reflejo del clima de espiritualidad que había en el siglo XVI y de la absoluta veneración que tenían aquellas carmelitas por aquella mujer tan carismática. Además, tenía un gran sentido del humor, muy inteligente.
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¿Qué le gustaría haber aportado con este viaje en torno a la Santa y sus lugares?
—Que siga viva en tantos sitios una figura de hace cinco siglos muestra la fuerza inmensa que tenía esta mujer. Ojalá, a través de mi libro, la gente descubra a alguien que, desde su inmenso amor a Jesús, que le empujaba a compartir ese tesoro que ella sentía que era su fe, era radicalmente libre: una mujer que en el siglo XVI no se dejó dominar por las barreras de la época.
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