Los veranos en Salamanca no pueden entenderse desde hace más de medio siglo sin la presencia de los estudiantes extranjeros. Su llegada cada mes de julio suponía un soplo de aire fresco para la juventud charra, un intercambio cultural sin precedentes y un aperturismo en una ciudad de provincias en los estertores de la dictadura. Y, en más de un caso, incluso un matrimonio.
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El vicerrector César Real de la Riva no podía saber aquel 12 de julio de 1964 con el vino de honor con el que se inauguraron los primeros Cursos de Verano de la Universidad de Salamanca que estaba sentando las bases de una de las industrias más importantes de Salamanca: la enseñanza del español.
Desde aquel entonces se ha producido una gran transformación hasta el punto de que no es aventurado decir que no hay otra institución en España, dedicada a la enseñanza de idiomas, con un volumen tan elevado de alumnado. De hecho, en 2024 más de 2.500 estudiantes de 74 nacionalides distintas de los 5 contenientes vinieron a aprender español en verano y otros 6.000 lo han hecho a lo largo del año. Un síntoma, sin duda, del prestigio que tienen estos Cursos Internacionales.