A MIL PASOS

No me quieras tanto

Ni siquiera la campaña electoral y su lluvia de regalías nos devolvió la cuarta frecuencia del tren rápido a Madrid

Jueves, 14 de septiembre 2023, 05:30

No había acabado de hablar el ministro de Industria, en funciones, cuando a los periodistas presentes ya nos habían pedido unos minutos de tiempo extra, porque la delegada del Gobierno tenía que hacer «un anuncio». Nos figuramos que sería algo parecido a la última, cuando Virginia Barcones, siempre amable y sonriente, nos comunicó con cierta solemnidad que el Gobierno ya había ingresado, ingresado de verdad, con su IBAN y todo, los 2,5 millones concedidos a la Universidad de Salamanca para su Centro Internacional del Español.

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Pero no, esta vez era para comunicar que la Policía Nacional, en ello anda, se sumaba a la Guardia Real para llenar la ciudad de desfiles, ceremonias y exhibiciones. «El Gobierno quiere mucho a Salamanca», justificó para semejante despliegue.

Bajaba el micro lleno de autoestima, reforzada cuando a los pocos segundos (la política hoy es así) nos sonaba en el bolsillo el aviso del comunicado oficial con los detalles de las celebraciones.

Igual es que en sus sienes había noche y en las mías ya, qué remedio, más bien madrugá, pero al poco uno empieza a echar cuentas y la sonrisa se va congelando. No son ya los famosos 2,5 millones de la USAL frente a los más de 20 que van a aflojarse (no sabemos si ya hay recibo bancario) para el Centro de Inteligencia de Nueva Economía de la Lengua de La Rioja. Son un rosario de decisiones que engarzan décadas y décadas de olvido, procrastinación o directamente desprecio, por este Gobierno y los anteriores, no nos engañemos, hacia este lejano oeste.

Ni siquiera la campaña electoral y su lluvia de regalías nos devolvió la cuarta frecuencia del tren rápido a Madrid. Solo nos quedó una vaga promesa de intentarlo «a partir de noviembre», más triste y fría que un adiós en el andén.

Ninguna sede de la supuesta fuerza descentralizadora estatal, ningún proyecto para el Puerto Seco (con apuesta explícita para el de Valladolid), el robo por la cara del Museo Nacional de Arquitectura (para Madrid), el desaprovechadísimo Centro de la Memoria Histórica (y sin noticias de su almacén). El enlace de Buenos Aires, la electrificación de la vía a Portugal (Europa ya no sabe cómo decir que es una infraestructura básica y prioritaria), la Ruta de la Plata (ídem) o un 2018 por el que ninguno de los ejecutivos apostó nunca y quedó en unas pocas pavesas en el viento.

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Hombre, ¡os quejáis por todo! Claro que los despliegues militares y policiales dejan gasto y movimiento. Por eso, como canta esa voz incansable que da un giro al giro de Rosalía a Los Chunguitos, «si me das a elegir, me quedo con todo». Y si no, entre inversiones o desfiles, perdonen, pero mejor lo primero.

Así que, no nos quieran tanto, como en la copla de León y Quintero, porque, la verdad, no sé si ven que sufrimos o no, pero básicamente nos clavan cuchillos de acero. O de olvido.

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