En ocasiones un dato puede explicar lo ocurrido durante todo un año. Pasa con los impuestos, por ejemplo. No hay mejor balance de 2023 que esa información que publicaba este periódico el pasado martes: los salmantinos hemos pagado un 25% por ciento más de impuestos estatales en los dos últimos años. Ahí están las claves de lo que ha pasado a lo largo de estos últimos meses.
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Si con Mariano Rajoy los contribuyentes de la provincia aportábamos a las cuentas del Gobierno 488 millones (ejercicio de 2018), con Pedro Sánchez nos ha tocado pagar 632 millones solo en los once primeros meses de este año. Son 144 millones más, y todavía falta el sablazo de diciembre. Durante los primeros cinco años de sanchismo, el subidón fiscal en Salamanca le ha reportado al del Falcon alrededor de 350 millones de euros extra, más que toda la inversión del Estado en la provincia durante el mismo periodo (se han previsto entre 50 y 60 millones anuales, que luego no se ejecutan).
¿Y por qué Sánchez necesita saquear nuestros bolsillos de esa manera tan brutal? Pues por lo que ha ocurrido este año. Porque, tras perder por goleada las elecciones municipales de mayo, en las generales logró mantenerse en el Gobierno pero a un precio muy alto, el que se vienen cobrando desde entonces los separatistas catalanes y vascos en forma de condonación de deudas, jugosas inversiones y transferencias varias. Y porque la reedición del Frankenstein requiere de un Ejecutivo elefantiásico, con 22 ministerios y cuatro vicepresidencias, con cientos de asesores bien pagados y nombrados a dedo, y con miles de altos cargos en los que colocar (y silenciar) a la paniaguada militancia del moribundo PSOE.
Sánchez está batiendo todos los récords de recaudación porque en una economía de signo intervencionista, no lejana a las tesis del comunismo bolivariano, nuestro dinero está mejor en su bolsillo que en el de los ciudadanos. Y ya se encargará el Gobierno de repartirlo en subvenciones y subsidios varios, cuyas cuantías crecen en la misma proporción que los impuestos, de tal manera que son millones los españoles que deben su sustento a la teta del Estado, que es como decir a la generosidad de Sánchez.
Así llegamos a la segunda noticia que explica mucho de lo ocurrido a lo largo de 2023, publicada en la edición de LA GACETA de hoy jueves: el Ejecutivo sanchista-comunista decide mantener los abonos gratuitos de tren durante todo 2024, y a la vez nos sube el IVA de la electricidad y del gas del 5% al 10% y el 21% respectivamente. Por un lado nos lo quita y por el otro nos lo regala, para que cuando llegue la hora de votar nos acordemos (como se acordaron muchos el 23-J) de lo bien que se vive del presupuesto.
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Entonces, ¿por qué no llega nada del Estado a Salamanca en estos años en los que hemos pasado de los 200.000 millones que recaudaba Rajoy en 2018 a los 262.000 millones que se embolsará el Gobierno sanchista en 2023? ¿A dónde van esos 62.000 millones que aquí ni los olemos? Pues ya se puede imaginar que no habrá nada para la electrificación de la línea a Fuentes de Oñoro, ni para el enlace de Buenos Aires, ni para el Puerto Seco, ni para recuperar el cuarto Alvia, ni para reactivar el tren Ruta de la Plata, porque Sánchez tiene que dar de comer a los voraces golpistas catalanes y a los insaciables separatistas vascos. Él se mantiene calentito en La Moncloa y nosotros pagamos la fiesta.
Y para 2024 se anuncian nuevas subidas fiscales y nuevos récords de recaudación. Parece un disparate, pero ningún saqueo a nuestros bolsillos es excesivo con tal de mantener el Falcon en el aire.
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