DE CALLE

La educación se hunde

El daño que los gobiernos sanchistas están causando en la educación de las nuevas generaciones no tiene remedio a largo plazo

Jueves, 7 de diciembre 2023, 06:00

No sabemos cómo quedará España tras el paso de la epidemia sanchista que nos asola desde hace cinco años, pero hay que confiar en que algo quedará, y con el paso del tiempo los demócratas españoles conseguiremos recuperar el Estado de Derecho, el imperio de la ley, la igualdad de todos los ciudadanos… y la decencia, que ahora se baten en retirada ante el empuje de las huestes sanchistas. Puede llevar unos años, incluso unas décadas, pero el daño será reparado.

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Lo que no tiene remedio a medio y largo plazo es el daño que los gobiernos social-comunistas, ahora además separatistas y antiespañoles en su esencia, han provocado en la educación de nuestro país. El aberrante sistema de educación eco-progre impuesto por la Ley Celaá, basado en el adoctrinamiento político y social y en la renuncia al conocimiento, la disciplina y el mérito como valores de la enseñanza, está diseñando una generación ágrafa e indocumentada que resultará temible cuando llegue a manejar los hilos de la vida nacional.

El último informe PISA, con alumnos de 15 años de ochenta países, confirma el desastre anunciado de la educación en España, que obtiene en los peores datos del siglo en 2022. Y el bajón no se debe tan solo a las dificultades durante la pandemia, sino también a la política de manga ancha, del aprobado general y de la supremacía del sentimiento sobre el conocimiento que impone la LOMLOE. Las anteriores leyes de educación (LOMCE, LOE, LOCE…) no habían conseguido corregir el tiro, siempre desatinado, de las políticas de enseñanza durante la democracia, pero con la Ley Celaá hemos alcanzado el cénit de la incompetencia.

Dentro de ese oscuro panorama brilla como una isla de excelencia la educación en Castilla y León. Junto a Asturias, Cantabria y Madrid, nuestra región constituye un mundo aparte, con unos brillantes resultados en el informe PISA debidos en gran parte a que aquí no se somete a los alumnos a la inmersión lingüística ni a las estrategias de lavado de cerebro que aplican en Cataluña o País Vasco, dos de las que más han caído en los últimos años.

Castilla y León siempre ha estado en lugares de honor en el medidor mundial del nivel de educación, y en este último estudio ha logrado por primera vez ser la mejor de España en las tres áreas testadas: matemáticas, comprensión lectora y ciencias. «Algo histórico que confirma que tenemos la mejor educación de España», como resaltó el pasado martes el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco.

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En nuestra comunidad disfrutamos de muy buenos profesores, tanto en la pública como en la concertada, y tenemos también un Gobierno regional que apuesta por mantener las escuelas en los pueblos más pequeños, y eso se nota a la hora del aprendizaje. Hubo un tiempo en que muchos de los enseñantes se iban a dar clase a Cataluña o al País Vasco. Ahora se quedan aquí, porque allí los supremacistas antiespañoles no les quieren. Así les va.

Pero aquí no todo es de color de rosa. En Castilla y León educamos muy bien tanto en las escuelas como en los institutos y la universidad, pero, tras asumir el gasto en su educación, las nuevas generaciones emigran a otros territorios más prósperos o al extranjero.

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A la cola de la enseñanza en España están los catalanes, pero también los jóvenes extremeños, andaluces y canarios, que son quienes, gracias a una EBAU desigual e injusta, se llevan las mejores plazas en la Facultad de Medicina de Salamanca.

A veces los sobresalientes y las matrículas de honor no sirven para nada.

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