El único camino... y olé

Lunes, 12 de septiembre 2022, 05:00

Hace unos meses, rodaba por las redes sociales un video de Antonio Banderas en el programa de Antena 3 El Hormiguero donde hacía una ... comparativa entre el modo de pensar de los jóvenes universitarios estadounidenses y los españoles, viviendo como vive con un pie en cada país, aunque es malagueño de pro y español, por ende.

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La diferencia radicaba, según comentó, en el tipo de futuro que esperan o desean tener los unos y los otros. Los norteamericanos sueñan con crear una empresa que les acerque a lo que en aquellas latitudes se considera éxito, que no es otra cosa que ganar pasta, comprarse la casa de sus sueños y conducir el coche de lujo con que siempre soñaron. Los españoles parece que pretenden conseguir también su vida soñada, aunque es bien distinta: sueñan con terminar sus estudios, sacar una oposición y convertirse en funcionarios, lo que les aseguraría el futuro y les permitiría conciliar su vida familiar, con un plus de tiempo para sus aficiones.

Cabría preguntarse cuál de los dos es el modelo bueno, si es que alguno merece tal etiqueta. Ahora bien, mucho me temo que, como no se fomente en España el emprendimiento, los funcionarios, cuyo número duplicaba hace pocos años a los alemanes, con el doble de población, tendrán que buscarse un trabajo, en tanto que las arcas públicas estarán más secas que la presa de Almendra. Por eso, eventos como el celebrado en los días previos a las fiestas, la octava edición de Start Up Olé Accelerator, tienen visos de terminar por convertirse en fundamentales.

Si bien acudí al evento, no haré recuento de datos, sino del ambiente, que es lo que fui a respirar al Palacio de Congresos y a Fonseca. La ciudad se inundó de empresarios, emprendedores e inversores reunidos en torno a la idea general de conseguir poner en marcha nuevos proyectos empresariales. Mi conclusión es que las instituciones tienen que invertir dinero público para que se organicen eventos de este tipo que generan movimiento empresarial. Además, Salamanca es una ciudad con espacios e infraestructuras suficientes para convertirse en un referente en ese sentido -Fernando Castaño, espero que esté en el “plan de contingencia 2023” con que nos asustó hace unos días-. Igualmente, hace falta mentalizar a la población empresarial salmantina -y castellano y leonesa- en que la economía colaborativa es algo básico. Y un buen cierre del proceso sería educar a nuestros jóvenes en emprendimiento, eso sí, ofreciéndoles apoyo y protección, para que tal hecho no se convierta en una suerte de aventura a lo Ernest Shackleton, en que lo menos que se puede perder es la vida.

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Para terminar, otro video. Busquen el de un niño de once años que presentó su empresa en dicho evento. Tal cual. Es posible que ni tanto, ni tan calvo; aunque, si he de elegir, recojo la bandera de Banderas.

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