Change.org, que se dice sin ánimo de lucro y “la mayor plataforma de peticiones del mundo”, ha instalado en diversos lugares de Madrid la ... réplica gigantesca de una oreja de cada uno de los principales líderes políticos. Están dotadas de grabadora, para que los ciudadanos dejen mensajes y no se permite pegar un buen tirón de oreja a las reproducciones. Cada pabellón auditivo lleva en su base un rótulo: “Oreja de Pedro Sánchez”, “Oreja de Pablo Casado”, “Oreja de Albert Ribera” y “Oreja de Pablo Iglesias” (Abascal desorejado). Hay que hablarle confidencialmente y la grabadora llevará tu voz, tu súplica, tu insulto, o tu lamento, hasta el candidato titular del orejón de plástico. O sea, que no tienen pelos, ni telarañas, ni siquiera cerumen. Son asépticas y frías. Pero no se puede afirmar que hagan “oídos sordos”, porque graban tu mensaje.
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La pena es que no se obtiene respuesta inmediata. Le dices a la oreja de Pablo Iglesias “quiero pasar un fin de semana en tu mansión”, y la jodía permanece callada, ni otorga ni deniega. Es decir, no hay controversia inmediata, como en aquel mitin de Álvaro de Albornoz en las Batuecas, durante la segunda República. Un asistente, al poco de empezar preguntó: “¿Hay controversia?” Le advirtieron que más tarde. El paisano insistía, y cuando al fin el candidato concluyó su perorata y abrió el turno de controversia, el impaciente se limitó a decir, de manera tan rotunda como lacónica: “¡Cabrón!”.
O sea, que cada una de las cuatro enormes orejas inertes, semeja la de un sordomudo. Pero es como un teniente (que dicen en mi pueblo), un juicio (que dice mi empleada de hogar hondureña), que se ha gastado un pastón en unos audífonos de alta gama ¿Y que son la mayoría de los políticos, sino sorderas? Cuando ayer leí que la Policía Nacional nos alertaba de un nuevo fraude, “el timo del sordomudo”, me dije, coño, no es preciso, ¡ya conocemos esa estafa!, los candidatos hacen oídos sordos a los electores. Pues no, se trata de una banda de rumanos que anda en parejas, con carpetas, pliegos de firmas... mendigando pasta para una asociación de sordomudos inexistente. Aunque entre un timador de esos y algún político, no sé yo...
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