Sin pruebas ni certezas: una semana después el atropello de Laura y Martín en Moriscos apunta al archivo
El Juzgado no aprecia indicios de delito ni ve elementos para considerarlo violencia de género, la causa se mantiene en Instrucción 1. La pareja falleció al ser arrollada por un tren en un paso no autorizado y sin cámaras que pudieran esclarecer lo ocurrido
SALAMANCA
Domingo, 27 de julio 2025, 06:30
Una semana después del trágico atropello que acabó con la vida de Laura y Martín junto al apeadero de Moriscos, el caso sigue sin una explicación concluyente. La investigación permanece abierta de forma formal, pero los datos recabados hasta el momento, lejos de aportar claridad, refuerzan la idea de que no hay delito que perseguir, ni responsables a los que imputar, y que la causa quedará previsiblemente archivada en las próximas semanas.
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Ambos fueron arrollados por un tren Alvia que cubría la ruta Madrid-Salamanca el pasado domingo 20 de julio, en un punto no autorizado próximo al apeadero. El único testigo directo fue el maquinista, que declaró haber visto un forcejeo entre ambos justo antes del impacto, pero no pudo precisar si se trataba de una agresión, de un intento por evitar una desgracia o de otra circunstancia. Es, a día de hoy, la única imagen de lo ocurrido.
Tampoco hay grabaciones ni cámaras de vigilancia en la zona. No hay testigos adicionales. Y las autopsias están en curso, pero se están demorando por el grave estado en que quedaron los cuerpos, lo que ha obligado a una necroidentificación exhaustiva.
Uno de los elementos que ha alimentado la sospecha inicial fue la existencia de una denuncia previa por malos tratos. Laura, de 42 años, había llamado a la Policía el 1 de mayo tras una discusión con Martín, de 41, en la que, según relató, la había agredido en plena calle. Se activó el protocolo VioGén, pero con nivel de riesgo cero. La mujer no quiso seguir adelante con la denuncia y no se dictaron medidas de protección. El último contacto con ella por parte de los servicios especializados fue el 10 de julio. Según ese informe, aseguró que todo estaba bien.
Martín, además, tenía una minusvalía en un brazo, lo que según fuentes próximas al caso habría dificultado seriamente cualquier intento de arrojar a otra persona a las vías, en caso de que esa hipótesis se hubiera planteado.
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Con ese panorama, el Juzgado de Instrucción número Uno de Salamanca ha decidido mantener la causa, sin derivarla al Juzgado de Violencia sobre la Mujer, el Tres. Tampoco el Ministerio de Igualdad ha incorporado el caso a su recuento oficial de víctimas. En un comunicado remitido por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, se confirma que «de la información que obra en la causa y de las diligencias practicadas hasta el momento, no se aprecian indicios de delito. Tampoco se considera que haya elementos para sospechar que se trate de un caso de violencia machista, motivo por el que el Juzgado de Instrucción 1 mantendrá la causa y no se inhibirá».
El coche de Martín fue hallado junto al apeadero. Dentro estaba el teléfono móvil de Laura. Un detalle más que, por ahora, no permite avanzar en ninguna dirección clara.
Tampoco parece tener explicación por qué la pareja se encontraba en el apeadero a esas horas de la noche ni con qué intención se dirigieron hasta allí.
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Ambos residían en Castellanos de Moriscos, donde eran conocidos y apreciados. Martín era profesor de autoescuela. Laura trabajaba como limpiadora y tenía dos hijos, uno de ellos menor de edad y a su cargo. Compartían la afición por las motos y pertenecían a varios grupos moteros, que durante esta semana han llenado las redes de mensajes de despedida: «Ráfagas al cielo, pareja», «Los motores hoy suenan más fuerte en el cielo», escribieron varios compañeros.
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